Hoy no podía ser menos, último domingo del año y último día también, no podía dejar de ver el último amanecer en el mar. Un paseo hasta llegar a mi lugar preferido y sentarme aquí, en las rocas, alejada un poco de todo para hacer un pequeño resumen de este año.
De un 2023 que ha estado repleto de buenos momentos, un año de viajar, compartir, celebrar… lleno de buenos momentos.
Ha sido un año de reencuentros y de comprobar que por mucho tiempo que pase, seguimos ahí, seguimos siendo amigos de nuestros amigos y podemos sentarnos a hablar cómo si nos hubiésemos visto apenas unos días antes.
Un año también de descubrir a gente que la tenías al lado y no te habías dado cuenta de el bien que te podían hacer.
En definitiva, salvo en un par de ocasiones que las cosas no fueron tan bien cómo debían, el balance ha sido muy bueno hasta final de año que se torció un poco con la enfermedad de mi peludo, aunque sigo con la esperanza de que todo quede en un susto.
¿Qué le pido al 2024?
Pues quedarme cómo estoy, principalmente salud para todos y que cuando termine el año tenga a todos conmigo, que no me falte nadie y recibir esa buena noticia que con tanta angustia espero.
Para vosotros, que se cumplan todos vuestros sueños, que seáis muy felices y por supuesto volveros a leer en este año que entra.
No me gusta el engaño Odio la mentira Siempre la verdad por delante Sea dura o no Sinceridad ante todo No quieras escudarte detrás de otros No pongas tus propias palabras en sus bocas No pretendas engañar Di lo que sientes, lo que piensas Pero no mientas Di la verdad Dime la verdad Yo siempre lo prefiero Aunque me duela Aunque me haga daño Siempre, al menos conmigo No me engañes, se sincero. B.D.E.B.
Alguien me regalo unas letras hace unos días por si quería utlizarlas en alguna ocasión, creo que en esta entrada deben estar.
«Quién engaña?? Lo noche en su somnolencia 0 la mañana con su pesar Quizás sea el día, con su pasividad»
Hace años, bastantes ya, en este pueblecito donde estoy pasando estos días nos vinimos a pasar un puente de diciembre tres parejas, mi cuñado y su novia, una pareja de amigos y mi pareja y yo. Quizás porque confiaba, como siempre hacía, en la amistad, en los lazos familiares y todas esas cosas en las que cuando somos jóvenes nos dejamos llevar pero conforme la vida te va dando palos ya empiezas a construir una coraza y es poca gente a la que vas a dejar entrar.
Pues aquellos días confié en ellos y lo dicho, me dejé llevar, me mostré cómo soy cuando estoy con mi gente, menos tímida de lo normal, risueña y hasta capaz de hacer alguna gracia o soltar algo que haga reír a los demás. Pues bien, pasamos un día agradable, entre risas y buenos ratos, yo confiaba en ellos y pensé que reían conmigo, pero después me di cuenta al cabo de los días, que quizás era de mí.
Después de pasar ese maravilloso día llegamos a la casa y yo, aunque era un poco tarde para eso, me acosté un ratito la siesta, es algo que hago siempre que puedo, me encanta.
La casa por aquel entonces no tenía calefacción, la chimenea en la cocina y en las habitaciones algún radiador de aceite y donde yo dormía, una estufa de tubos. Me tumbé y una de las almohadas que tenía la dejé en los pies, con tan mala suerte que mientras dormía le di una patada y terminó encima de la estufa. Imaginaos al cabo de un ratito, por el olor desperté, tosiendo sin parar abrí la puerta de la habitación y toda la planta superior de la casa se llenó de humo, subieron todos, sacaron la almohada a la terraza y apagaron las brasas que habían en ella, se estaba quemando sin llamas, y rápidamente abrieron todo para ventilar, bajé a la planta baja de la casa y me senté en la cocina a pasar el susto y a recuperar la respiración, imagino que tendría que haber ido al hospital pero nadie dijo nada y yo en lo único que pensaba era que podía haberme quedado allí en esa cama para siempre porque nadie se había dado cuenta de lo que estaba pasando en la planta de arriba, demasiado ocupados bebiendo, riendo…
Terminaron esos días y volvimos a Alicante y allí fue donde terminé de darme cuenta que, a excepción de mi pareja, el resto no era mi gente, esos ratos en los que yo simplemente era yo misma, cómo soy cuando me encuentro rodeada de mi gente, ellos lo achacaban a qué me había tomado dos chupitos de algún licor y me había «colocado»… no había sido así, pero si lo hubiese sido ¿Qué?
Me di cuenta que no merecían la pena, hasta el momento del incidente de la almohada parecía gracioso, así que al final te das cuenta de que esa gente no merece la pena tenerla entre «los tuyos».
Seguí manteniendo el contacto, como es normal porque había lazos familiares, trabajo, bastantes cosas por medio, pero nunca más en una reunión con ellos me comporté como soy entre amigos, siempre fui de nuevo la chica tímida, callada y de pocas risas que al parecer les gustaba más.
Siempre que vengo de nuevo a esta casa recuerdo aquellas vacaciones, aunque ahora si que puedo volver a ser yo en algunas ocasiones cómo en estos días.
Que bonito sería, dar un primer paseo cogidos de la mano. Recorrer el camino lentamente, para que el momento no acabara nunca. Que bonito sería, sentir ese beso robado, esa primera caricia que consigue que se erice mi piel. Ese hormigueo en todo el cuerpo y ésas ganas de más. Que bonito sería, que fueras la última persona que viera al dormir y la primera al despertar . Apoyar mi cabeza en tu pecho y dormir con el compás de los latidos de tu corazón. Y llega el día en que cambia el tiempo del verbo. Que bonito es… B.D.E.B