Nochebuena

Nochebuena

Todo el día se lo pasó metida en la cocina, junto a su pareja, preparando los diversos platos que se degustarian en la noche, esa noche que para ella siempre había sido especial, con magia, pero ese año no lo era, por varias circunstancias no tenía su mejor momento y no estaba viviendo el día con la ilusión de otros años. Aún así, estaba cocinando sin pesarle, porque le encantaba hacerlo y encima se le daba bien, así tenía también un motivo para distraerse y no pensar en otras cosas.

Una vez terminó de cocinar, prepararon la mesa y dejaron todo listo a la espera de la familia, subió a ducharse y prepararse para la cena y al rato cuando ya estaban listos bajaron a recibir a los invitados que empezaron a llegar.

Cenaron en tranquilidad, manteniendo una conversación amena y se sintió satisfecha por el éxito de los platos, todos la felicitaron aunque a ella le importaba sólo que hubieran cenado bien.

Después de la cena llegó la típica tertulia y el momento cómo siempre de contar las habituales anécdotas de hacía años y que en cada reunión se volvían a contar, una y otra vez, últimamente ya le aburrían pero esa noche en concreto más que nunca, tenía ganas de irse a la cama ya y dormir, dormir durante muchas horas, cuantas más mejor, y no pensar en nada, sólo descansar.

Parecía que lo hubiera dicho en voz alta porque no pasó ni media hora y la visita decidió marcharse, los despidieron amablemente y poco después, una vez recogido todo un poco, se subieron a la habitación a dormir.

Llevaba dos, quizás tres horas durmiendo cuando por algún motivo se despertó y sin saber porqué se puso una bata por encima y bajó al salón. Todo estaba oscuro, a malas penas entraba algo de luz de las farolas de fuera de la casa, encendió la luz y ahí, debajo del árbol de Navidad y junto a los regalos que faltaban por entregar a sus sobrinas pequeñas, estaba él, su mascota, su adorable perrito, mirándola con esa mirada tierna que parecía decirle que no se preocupara, que todo estaba bien. Se acercó a él, se tumbó a su lado en la alfombra y abrazada a él, esta vez sí, durmió durante muchas horas.

B.D.E.B.

Aprovecho este pequeño relato para desearos a todos unas felices fiestas.

Miedo

Miedo

Tengo miedo, mucho, días pensando que todo iba bien, convenciéndome que no era nada. Ahora sé que no era así

Pequeño, mañana saldremos de dudas, tú vas a estar bien, no sabes lo que pasa, yo me empiezo a derrumbar

La espera se me hará eterna, lo sé, un día para saber las cosas, 24 horas pero para mi interminables.

No quiero que llegue el día de mañana, quizás me equivoque y las noticias sean buenas pero por más que intente pensar en positivo algo me dice que no va a ser así.

Esperaremos y tendremos un poco de esperanza, dicen que no hay que perderla pero te miro y no puedo evitar que las lágrimas broten de mis ojos.

Cuanto te quiero pequeño, mi gran amigo.

B.D.E.B.

Este lugar

Este lugar

Entras, te sientes extraña ,todos son desconocidos, te sientas y empiezas a escuchar.
Unos cuentan historias de fantasía, algunas de ellas con un toque humorístico, otras con un toque picante. Sigues escuchando y llegan los poetas, las palabras salen del corazón, sinceras, te cuentan cómo se sienten en ese momento y te llegan, te conmueven a veces son alegres, otras no tanto, pero de una forma u otra las sientes y consigues descifrar como está esa persona en ese mismo instante.
Luego llegan las historias de amor, son mis preferidas al igual que la poesía, no sabría por cuál decantarme. Las imágenes, las locuras de unos u otros, ese lugar que te hacía sentir extraña al principio, ahora se converte en una sala donde acudir a diario, porque te sientes bien, porque tú también quieres contarles cómo te encuentras en ese momento o quizás una historia para pasar un rato.
En definitiva ese lugar se convierte en una pequeña reunión donde a diario cada uno pone un trocito de si mismo para compartir con el resto.
Y me gusta venir, escucharos y si alguien falla tener claro que le echaré de menos.
Saludos.
B.D.E.B.

Niños

Niños

Photo by Duc Nguyen on Pexels.com

Estaba en la biblioteca, absorta en la lectura de aquel libro de aventuras, desde que había aprendido a leer no había dejado de hacerlo, primero eran los cuentos para niños que siempre pedía cómo regalo de cumpleaños, santo o cualquier otra ocasión que se presentara, y después había pasado a las novelas de aventuras, le encantaba adentrarse en aquellos mundos y se dejaba llevar creyéndose la protagonista de aquellas historias.

Cómo en su casa, con sus hermanos pequeños revoloteando por todas las habitaciones, era imposible concentrarse, había cogido la costumbre de ir a la biblioteca de su barrio cada tarde, una vez terminadas todas las tareas, mientras sus «amigos» se divertían jugando a cualquier cosa, ella se dirigía allí y devoraba un libro tras otro.

Ese día estaba sola en la sala, aparte de la bibliotecaria que la había recibido al llegar, no había nadie más allí. De repente escuchó un sonido extraño y a continuación se fue la luz, la sala se quedó a oscuras y ella llamó a la bibliotecaria pero no respondió nadie, no le gustaba nada la oscuridad y a pesar de que ya no era tan niña, comenzaba a asustarse, pero entre tanta oscuridad al fondo de la sala se observaba un hilito de luz y se levantó de la silla para dirigirse hacia allí despacio para no tropezar con nada y un tanto asustada por la situación.

Conforme se iba acercando, la luz se hacía más intensa y la intriga empezaba a tener más fuerza en ella que el miedo de estar sola sin saber a qué se enfrentaba. Cuando se acercó lo suficiente observó que el hilito de luz salía de una puerta y decidida giró el pomo y la abrió. La luz que salía de allí era tan brillante que no le dejaba ver nada, le recordaba cuando a veces se intentaba quedar mirando al sol de lleno, tal era el resplandor que había en ese lugar.

Poco a poco sus ojos se fueron habituando a tantísima claridad y no creía la belleza de lo que logró ver, un prado enorme, tanto que no se lograba ver donde terminaba, con pequeñas flores silvestres que parecía que alguien estaba pintándolas, esparcidas por todos lados y lo mejor de aquel paisaje, aquel prado estaba lleno de niños, unos correteaban por todo el lugar, otros escuchaban atentamente mientras uno de ellos leía un libro, había otro grupo que jugaban al balón, cientos de niños por todos lados, jugaban, reían, cantaban y ninguno peleaba, eran niños de todas las regiones del planeta, niños delgados y otros más gorditos, niños muy altos y otros más bajos… y jugaban entre ellos sin problema alguno.

Se quedó sorprendida, porqué aunque eso debería ser normal, tenía claro que en la realidad no era así, al menos en el mundo en el que ella vivía, estaba cansada de ver cómo le decían «la rarita» sólo porque la mayoría de veces prefería irse a leer un rato a estar con el resto del grupo metiéndose con aquel que no fuera igual que ellos. Allí, en esa escena que estaba viendo, eso no pasaba todos jugaban con todos sin importar raza, aspecto físico ni intelectual, se les veía simplemente disfrutar de aquello que hacían junto al resto, también le extrañó que no había ningún adulto y pensó, ¿tendría algo que ver con la tranquilidad del lugar? Podría ser.
Sin preocuparse por nada más, se adentró en el prado y se unió al grupo de lectura, a fin de cuentas era lo que más le gustaba a ella.

*Los niños nacen cómo un libro en blanco y las primeras páginas somos nosotros los adultos los que les ayudamos a escribirlas, muchas veces sin quererlo y otras teniendo consciencia de ello, nuestra ayuda no es tan buena cómo debería. Pensemos un poco antes de hablar cosas delante de ellos, e intentemos inculcar buenos valores, ellos repetirán lo que acostumbren a ver en la mayoría de los casos.

B.D.E.B.

¿Contenta o no?

¿Contenta o no?

Hoy me preguntaron si estaba, contenta, y aunque sé que no hay que hacerlo, contesté con otra pregunta, ¿por qué lo dices? Realmente es que no sabía el porqué de la pregunta. No me había levantado especialmente «contenta» ni estaba sonriendo a cada momento, por eso pregunté y tampoco me supo dar una explicación, quizás cuando uno se siente contento espera que el resto también lo esté…

El caso es que la pregunta me dejó pensando ¿lo estoy? Creo que si no respondes en el mismo momento pues será porque no lo estás, si tengo motivos para estar contenta pero también hay unos pocos que me hacen no estarlo, así que mi respuesta fue, estoy normal, ni contenta ni triste, quizás las dos cosas a la vez o quizás algo pese más e incline la balanza hacia el otro lado.

Lo que sí es cierto es que cuando me vienen las cosas «malas» a la cabeza intento llevar las buenas, aunque no siempre se consigue…Otras veces simplemente entro aquí, os leo, escribo aunque sea algo que no tenga mucho sentido y así procuro despejarme un poco.

Ahora espero que mañana no se le ocurra a nadie hacerme una preguntita de estas y dejarme todo el día pensando la respuesta.

Saludos.

B.D.E.B.