El teatro de la vida

El teatro de la vida

Hace un ratito, echaba un vistazo por las redes y me ha salido un reel de una ardilla muy gracioso, una ardilla «teatrera» que después de tirar una escoba al suelo, se tumba boca arriba bajo su palo como si la estuviera chafando. Esto me ha hecho pensar en aquellas personas que también hacen su teatro en la vida  (no encima del escenario) y el problema es cuando entran en la tuya así, actuando tan bien, que no te das cuenta de ello hasta que es demasiado tarde.

Recuerdo cuando era adolescente que tenía una amiga que era una experta en ello, me hacía sentir fatal, la quería porque conmigo se portaba bien, compartíamos buenos ratos, me divertía con ella, y ella me apoyaba si no me sentía bien. A cambio yo callaba todos sus secretos y no era una persona muy sincera, todo lo contrario que yo, quizás por eso nuestras vidas tomaron caminos distintos, porque ya me ponía seria con ella porque no me gusta engañar ni traicionar a nadie y ella era maestra en ese arte, así que era mejor alejarse porque seguramente con el tiempo me hubiera tocado a mi.

No ha sido la única que ha pasado así por mi vida, por desgracia después de ella hubieron algunos más, algunos que llegaron con una historia que no era la suya que cogieron lo que les hacía falta (en el sentido emocional) y se marcharon sin hacer ruido cuando ya no me necesitaron.

También me crucé con «familia» que a cada día te besaban, te abrazaban y te decían «te quiero» y a la primera de cambio no me mataron pero dieron el golpe donde más dolía y se jactaban de mi sufrimiento.

Y es que hay gente que vive la vida así, en su teatro particular y haciendo el papel de su vida, lo que pasa es que actuar las veinticuatro horas del día y todos los días del año es muy difícil y con el tiempo la máscara se cae, dejando ver el verdadero rostro que hay detrás, es ahí cuando se termina la función, o no… simplemente cambian los espectadores.

B.D.E.B.

13 comentarios en “El teatro de la vida

  1. Pues como bien dices necesitamos alejarnos de cuentistas y actores de la vida. Su obra no es nuestra vida, no la real, y no merece la pena amiga. Siempre habrá quien no use máscaras con nosotros 🫶☕🫂

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  2. Yo ahí me he encontrado dos tipos de «teatreros», los malvados y los divertidos. Los malvados son lo que has escrito, simples hipócritas llenos de palabras huecas. Los segundos son más expansivos, lo convierten todo en una puesta en escena, les preguntas qué tal y te sueltan me quiero morir mientras se ríen.. a mi esos me caen bien…

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    1. Ahí tengo que darte la razón, esos otros son divertidos y no hacen mal a nadie, pero los primeros, ufff… no sé si son conscientes (unos que yo conocí si lo eran) pero hacen daño y duele, ésos bien lejos de mí y de la gente que quiero.
      Un abrazo Beauseant.

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    1. Será que por eso cuando ves a alguien que parece perfecto, casi que huyes. No sé si habrá mucha gente perfecta, yo la primera que ni lo soy ni quiero ni busco serlo, en la imperfección está lo natural (a mi parecer claro)
      Un abrazo excusatio

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  3. Bueno, no he tenido tantas experiencias como la tuya, pero pasa. Sobre todo cuando la familia es numerosa y te topas con tíos o tías que quieren sacar provecho a costa de los demás y se valen de su «actuación» de magníficos parientes. Una estupenda historia para una magnífica redacción Blanca

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    1. Gracias Manuel, créeme que me hubiera gustado contarla en tercera persona pero la vida nos pone piedras en el camino en forma de personas. Aún así hay algo que no han conseguido quitarme y es seguir creyendo que hay gente buena, intento rodearme de ellos.
      Un abrazo Manuel y feliz jueves.

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