El rubio y la morena

El rubio y la morena

Despierto de la siesta y ellos aún duermen, él acostumbrado a tumbarse detrás de mis piernas, ella tiene complejo de gata y ya ha tomado el respaldo del sofá como su cojín preferido.

Un pequeño movimiento es suficiente, tímidamente se acerca el rubio a saludarme, como si no quisiera hacer ruido, está tranquilo y no «quiere molestar a nadie» (o despertar).

De repente la morena levanta la cabeza «¿qué pasa por ahí abajo?» Descubre al rubio recibiendo mis mimos y salta sobre nosotros, literalmente, consigue apartar a su compañero de mi lado buscando su ración de mimos, una vez saciada le toca el turno a él.

Él, con infinita paciencia, se deja querer, es eso o salir pitando a esconderse donde ella no llegue.

En el fondo se quieren mucho los dos.

Y yo… los adoro.

B.D.E.B.

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