
Hay días en los que regresan algunos pensamientos y golpean fuerte como las olas cuando rompen contra las rocas. Comienza a crecer, llega al punto más alto y se forma la cresta para después caer en picado.
Un pensamiento que bien podría haber dejado en casa a cerca de dos mil kilómetros, pero en ocasiones nos persiguen, ya sea por algún comentario, o mensaje o por una conversación y de nuevo llega todo a la memoria.
Creo que también tiene mucho que ver el que esté llegando el final de este año que se ha portado «tirando a mal» aunque para compensar ha acercado a algunas personas a mi vida, pero esto lo dejaré para un resumen el día 31. El otro día ya se lo decía a alguien, que este ha sido duro y el siguiente no se presenta mucho mejor…
Volviendo al día de hoy, ha sido de los que comienzan así, golpeando con dureza y haciéndose notar, pero después ha transcurrido en calma, justo cuando me acerqué un poquito más al mar, escuché a esas olas golpear fuerte y sentí que incluso cuando estamos en tierras extrañas, divisando el horizonte de un océano que no es nuestro mar familiar, aún así, aún viendo unas olas inmensas comparadas con las que estoy acostumbrada a tener cerca, consigue hacer que regrese la paz al corazón, que la mente se disperse y continúe disfrutando de aquello que me llena.
Tapamos los problemas, los disfrazamos y vuelven, pero mientras hay que disfrutar de los momentos con quienes realmente están a nuestro lado.
B.D.E.B.

Y si los problemas te han alcanzado allí, deja que el océano los lleve lejos, al no tener parapeto como tiene tú Mediterráneo, y que no suba al avión cuando regreses, sino solo la paz de unas olas que te abrazan como yo lo hago amiga 🙏✨🫶🌊🫂🫂☕🌌
Me gustaMe gusta
Cierto es, obviar un problema no lo resuelve, por lo tanto vuelve. Así una y otra vez. No digo que sea fácil, pero a veces no queda más remedio que resolver…
Ánimo Blanca, un abrazo muy fuerte.
Me gustaMe gusta