AMIGO

AMIGO

Hoy de nuevo me volví a acordar de ti. De nuevo me invadió esa nostalgia, esas ganas de volver a saber de ti, cómo te encuentras que ha sido de tu vida y si te interesa seguir sabiendo de la mía.

Volví a recordar todos esos momentos vividos, las risas que nos echábamos, los abrazos después de un largo periodo sin vernos.

Volví a recordar lo fácil que era hablar contigo de todo, estabas ahí tanto para disfrutar de los buenos momentos cómo para escuchar cuando las cosas no iban bien. Era capaz de aguantarte las bromas y comentarios que de cualquier otra persona seguro que no me hubieran gustado, pero viniendo de ti no podían sentarme mal, porque tú eras así y así siempre te quise.

Ahora que en breve volveré a ver a un amigo que tenemos en común, de nuevo vuelvo a echarte de menos, a pensar cómo pudo pasar lo que quiera que pasara y tener este distanciamiento. Un distanciamiento que me mata por dentro, no puedo evitar cuando hablo de ti que los ojos se me pongan vidriosos, incluso ahora mientras escribo estas palabras.

Seguramente pienses que ya me olvidé de ti pero no, ni lo he hecho y se que nunca lo haré, fuiste una persona muy importante para mí, me ayudaste más de lo que te puedas imaginar y calaste muy hondo cómo para poder olvidarte.

Hace tiempo intenté un acercamiento pero fue en vano, no obtuve respuesta y más de una vez y de dos me han dado ganas de volver a intentarlo pero me da miedo, no a seguir sin respuesta, sino que esta no sea la de mi agrado. Y mientras tanto sólo me queda soñar, a veces me imagino una fiesta sorpresa por mi cumpleaños o por cualquier otra cosa y mientras estoy saludando a otros amigos y conocidos de repente allí estás tú. Si algún día esto sucediera estoy segura de que me quedaría sin palabras, me lanzaría a darte un gran abrazo y las lágrimas de nuevo llenarían mis ojos pero en este caso de felicidad, la felicidad de haber recuperado a mi gran AMIGO, así con mayúsculas, porque durante años lo fuiste y créeme si te digo que no soporto hacerme a la idea de que ya no lo seas.

B.D.E.B.

Descríbete en una palabra.

Sincera, pero habrá quién diga que miento.

Inquieta, aunque aparente ser tranquila.

Miedosa, pero siempre luchando contra mis miedos.

Perezosa, sin embargo una vez empiezo a hacer algo ya no paro.

Lista, aunque a veces parezca más bien lo contrario.

Educada, eso siempre, el mejor legado de mis padres.

Maja, depende a quien le preguntes.

Espontánea, en algunas ocasiones.

Nerviosa, más de lo que me gustaría.

Tímida, lo fui ahora cada día menos.

Emocional, mucho.

YO

Para mí una sola palabra no es suficiente para describir a una persona.

B.D.E.B.

¿Con qué consigues evadirte?

¿Con qué consigues evadirte?

¿Con qué consigues evadirte?

Con un paseo por la playa. Esta respuesta la tengo muy clara, la mejor forma que tengo de evadirme de todo es esa, pasear por la playa, a ser posible viendo amanecer o atardecer cuando no esté muy concurrida para poder escuchar el sonido del mar. Dar un largo paseo y conseguir poner la mente en blanco, evadirse hasta el punto de que parezca que estoy sola allí, sin nada ni nadie alrededor. Más tarde sentarme en las rocas y ponerme a leer o escribir, ¿Qué mejor forma de evasión?

B.D.E.B.

Triste mirada

Triste mirada

A principios del 2020, antes de llegar la pandemia a España, una familia ucraniana se vino a vivir al portal dónde yo vivo. Eran un matrimonio poco más joven que yo y sus dos hijas jovencitas, de entre 16 y 20 años calculo. El español lo hablaban lo justo, y así siguen a día de hoy, las chicas lo hablan un poco más pero a los padres les cuesta. Personas muy educadas, cuando te cruzabas con ellos en el portal o en la calle siempre te saludaban, ellas siempre con una sonrisa y el padre algo más serio. A cada vez que pasaban cerca de mi terraza, tanto las hijas cómo la madre, se acercaban a saludar a mi perro y a acariciarlo y él se alegraba cómo si las conociera de siempre.

Hace poco más de un año, cuando comenzó la guerra, ellos colgaron una bandera de Ucrania en su ventana, y uno se intenta imaginar la dureza de la situación pero creo que nunca llegamos a saber la realidad, cómo lo pasan esas familias, por más que intentemos imaginarlo creo sinceramente que sólo el que se ha visto en la situación puede saber cómo se sienten.

Nos seguíamos cruzando con ellos y ellos seguían saludando cómo siempre, ellas con su sonrisa pero eso sí con una mirada un tanto triste. Nadie les preguntó nada, eran poco habladores, entre la dificultad del idioma y la timidez de llegar a un lugar donde todos se conocen menos tú pues lo hacía complicado, y ya sabéis a veces por no molestar uno prefiere no hacer preguntas.

Llegó el día 24 de diciembre del 2022, y algunos vecinos decidimos tomar un aperitivo al mediodía para celebrar las fiestas, así que en el rellano del portal pusimos una mesita con unas pocas cosas de picar y a todo el que pasaba para su casa le invitábamos a tomar algo. Unos de los que pasaron fueron el padre y una de las chicas, cómo a todos les invitamos a tomar allí algo, la chica no quiso nada nos lo agradeció sonriendo cómo siempre pero se fue para casa, el padre subió y nos bajó un botellín de sidra y uno de cerveza y se quedó allí con nosotros picoteando algo y fue la primera vez que cruzamos alguna palabra más con él que un «hola o buenos días». El hombre se esforzaba en chapurrear lo poco que sabe de español y cuando le era complicado hacía uso del traductor del móvil, un vecino le preguntó un poco más sobre la situación de su país y de la familia que podía tener allí. En ese momento, yo qué soy de mirar a la gente a la cara y principalmente a los ojos cuando hablan, el semblante de él cambió, se volvió triste y los ojos vidriosos mientras nos decía que tenían un hijo de poco más de veinte años que se había quedado en Ucrania, en su día no se quiso venir y una vez estalló la guerra parece ser que ya fue imposible, lo poco que le pudimos entender era que trabajaba cómo en un ayuntamiento o algo parecido y no había podido salir del país. Un momento de silencio, de estos que no sabes que decir, que de haber sido una persona un poco más de confianza te lanzas a dar un abrazo sin mediar una sola palabra simplemente para que sepa que estás ahí, que le apoyas y puede contar contigo. Pero no sucedió, al poco él se fue para casa y el resto hicimos lo mismo y durante el resto del día y a cada vez que me vuelvo a cruzar con él, recuerdo esa conversación, esas palabras chapurreadas y casi sin voz, pero si algo me marcó fue esa mirada triste y perdida que reflejaba el dolor de un padre al estar tan lejos de su hijo y en la situación que estaba viviendo y sigue a día de hoy ese país.

No le hemos vuelto a preguntar, quizá por falta de confianza o porque simplemente no ha surgido la ocasión, pero muchas veces pienso en ello y sólo espero que el muchacho se encuentre bien y en breve pueda estar junto a sus padres, no sólo él si no tantos y tantas familias cómo la de mis vecinos que se encuentran en la misma situación y aunque yo o el resto no los veamos seguro que sus ojos también muestran el dolor que están pasando.

B.D.E.B.

Noche de campamento

Noche de campamento

Era un grupo bastante peculiar, una chica y tres chicos, cada uno de ellos tan diferente del otro que quizás por eso se llevaban tan bien. Todos pertenecían al mismo instituto aunque cada uno estudiaba en una clase diferente y un itinerario distinto pero algunas actividades en común les hicieron conocerse y formar una pequeña pandilla.

Sus gustos musicales completamente distintos, heavy metal, pop, rock & roll, y sus vestimentas acorde a esos gustos, desde la chaqueta de pinchos al tupé del rockabilly pasando por la vestimenta discreta de ella, femenina pero lo justo, nada para llamar la atención y para estar cómoda junto a ellos y en cualquiera de los locales que visitaran el fin de semana, porque claro está que tenían que visitar un local de cada estilo para que todos estuvieran contentos, eso era así a cada fin de semana que pasaban juntos.

El «heavy» era un chico que se le veía serio y con pinta de malote pero en cuanto hablabas con él te dabas cuenta de que era justo lo contrario de lo que aparentaba ser, buena persona, gracioso, amable…Un encanto de chico.

El «rockabilly» aún más serio que su compañero, poco hablador e introvertido, eran pocas las personas afortunadas en que les regalara una sonrisa y tampoco eran muchas con las que conversara, para mucha gente era «rarito» pero para sus amigos, para el que tenía la suerte de conocerle un poco más, era muy distinto.

El otro chico y la chica eran «normales» unos más del montón, quizás entre sí los más parecidos tanto en gustos cómo en aspecto, sin ninguna característica que resaltara en ellos, chicos educados, agradables con la gente, nada que destacara en especial.

A mitad de curso aproximadamente, el instituto organizó una salida de fin de semana a un albergue. Era en una sierra próxima a la ciudad en la que habitaban y allí tendrían la posibilidad de hacer rutas de senderismo, actividades varias y convivencia, compartir un fin de semana con todos los compañeros. Evidentemente los cuatro se apuntaron, la idea era genial y tenían muchas ganas de compartir algo más que la tarde de un sábado, ella ya había ido en cursos anteriores al mismo sitio y tenía ganas de volver a repetir la experiencia junto a estos nuevos amigos que anteriormente no habían podido asistir.

Salieron del instituto en el autocar y en un par de horas se encontraban en el pueblecito, con las mochilas cargadas en la espalda comenzaron a ascender la montaña en la cual en la cima se encontraba el albergue o refugio de montañeros. En una hora aproximadamente se encontraban en el sitio, desde allí habían unas vistas inmejorables, rodeados de pura naturaleza y el aire fresco que se respiraba.

El albergue tenía en la planta baja un salón donde se realizaban las actividades con una chimenea y unas mesas y sillas de madera rústicas y desgastadas por el paso de los años. A continuación se encontraba el comedor con mesas largas para poder acoger a todos los excursionistas y a su lado la cocina.

En la planta superior habían dos baños (en los que se tenían que hacer turnos) y dos habitaciones llenas de literas prácticamente pegadas unas a las otras, que sólo tenían el colchón y su funda, cada excursionista tenía que llevar su ropa de cama y un saco para dormir.

Ahí acababa todo, no había nada más, era lo justo que se necesitaba para hacer noche un par de días mientras recorrías aquella sierra, un lugar para desconectar y hacer algo diferente a lo que se estaba acostumbrado.

Llegaron, dejaron sus cosas en las habitaciones, cada cual la mochila en la cama donde iba a dormir y bajaron a la planta baja a hacer unas actividades, a continuación cenar y después una agradable charla y unas risas.

Ya era un poco más de medianoche cuando subieron a las habitaciones, ella se dio cuenta que bien por casualidad o no…su amigo el «rockabilly» se acostó justo a su lado. Nada más acostarse cómo era lógico empezaron los cuchicheos, las risas tontas, lo normal entre chavales de esas edades cuando duermen todos juntos hasta que un poco más tarde cayeron rendidos por el agotamiento del día. Todos no, la chica permanecía despierta y tardó poco en descubrir que su amigo también. En la poca luz que entraba en el cuarto pudo ver cómo él la miraba fijamente y tímidamente le comenzó a acariciar la mejilla, ella sorprendida le sonrió, era la primera vez que el hacía algo parecido, fuera de los dos besos en la mejilla a forma de saludo cuando se veían o despedían el fin de semana nunca había habido un acercamiento, si ella era tímida el aún lo era más. A la caricia de la mejilla continuó con una en la comisura de los labios y seguidamente sin parar de mirarla fijamente a los ojos, cómo pidiendo su aprobación, le sujetó suavemente la barbilla para depositar un beso en los labios al que ella respondió.

Tras ese beso llegaron algunos más y poco después una mirada cómplice y una sonrisa, para ella la más bonita que nunca le había visto, él pasó su brazo por debajo de la cabeza de ella y la atrajo hacia su pecho, le besó en la frente y ella se acomodó y así durmieron toda la noche, abrazados el uno con el otro.

A la mañana siguiente pasaron el día cómo hasta hora siempre habían hecho, con el resto del grupo cómo dos amigos más, con alguna caricia en las manos y alguna mirada especial pero nada que llamara la atención de ninguno de sus compañeros y fue cuando llegó la noche y se acostaron de nuevo cuando volvió la magia del día anterior, la escena se volvió a repetir hasta que les venció el sueño. A la mañana siguiente al abrir los ojos se miraron fijamente y sabían que ahí acababa todo, que volvían a ser los amigos que habían sido hasta ahora, que seguirían saliendo con la pandilla cómo si nada hubiera pasado y que esas dos noches que habían compartido se quedarían para siempre en el recuerdo de ambos.

Podría haber llegado a algo más ¿Quién sabe? pero los dos lo prefirieron así.

B.D.E.B.