Un paseo especial

Un paseo especial

Salió de trabajar después de un día intenso y largo, en otra ocasión se habría marchado a casa, se hubiese dado una ducha y se habría dejado caer en el sofá, teléfono en mano para pedir algo de cena y con buena música de fondo para relajarse un poco. Pero no, hoy algo le indicaba que tenía que salir a dar un paseo antes de irse a casa, que a pesar de haber salido más tarde del trabajo, aún era temprano para meterse ya en casa, mejor dar un paseo por el parque y así despejar un poco la cabeza que falta hacía.
Justo al lado de su trabajo había un gran parque dónde perderse un rato, algunas mañanas incluso a la hora del almuerzo se sentaba allí en un banco a comerse una pieza de fruta y respirar un poco de aire fresco antes de volver a encerrarse entre cuatro paredes.

Se adentró en el parque y comenzó a caminar, no había mucha gente, era otoño y entre que ya empezaba a atardecer más temprano y que el día estaba un poco fresco era de las pocas personas que se encontraban allí.
Mientras iba caminando escuchaba el crujir de las hojas caídas de los árboles bajo sus pies, ese sonido junto con los maravillosos atardeceres rojizos, era de las pocas cosas que le gustaba de esa época del año,por lo demás siempre le había parecido una época muy triste y ese año en concreto mucho más ya que su pareja había tenido que marchar de la ciudad por temas laborales y no sabía aún por cuanto tiempo se alargaría.

Él le había pedido su opinión, incluso le había pedido que le acompañara, pero ella se quiso mantener al margen y él finalmente marchó hacía ya tres semanas, de las cuales no había fallado ni un sólo día en llamarla, había días que incluso más de una vez pero llevaba un par de días que tan sólo recibía algún mensaje escrito, ni llamadas ni mensajes de voz, estaba claro que en algún momento pasaría eso y poco a poco las llamadas se irían haciendo menos frecuentes…
Siguió caminando intentando quitar esos malos pensamientos de la cabeza y finalmente llegó hasta un jardín que en primavera era una gozada de ver, ahora la mayoría de plantas estaban sin flores pero aún así daba gusto sentarse en los bancos de alrededor y aspirar el aroma que desprendían.
Se sentó en uno de esos bancos y cerró los ojos y la nostalgia le invadió, una lágrima caía por su mejilla cuando notó que un dedo se la secaba, un olor familiar, abrió los ojos muy despacio, si estaba soñando no quería despertar y que desapareciera ese momento. Y ahí estaba él, mirándola con esa sonrisa que a ella le enloquecia, ella se levantó del banco y se lanzó a sus brazos, él la abrazo fuerte y supo que nunca más se volvería a alejar de su lado.

B.D.E.B.

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