El viaje

El viaje

El avión aterrizó y en cuanto les dieron permiso se levantaron de los asientos, estaban ansiosos por disfrutar de aquellas vacaciones que llevaban tiempo planeando. Salieron del avión, recogieron sus maletas y se dirigieron a la salida donde un autobús les llevaría al resort que habían escogido.

Llegaron al sitio y aquello era inmenso y precioso, todo lleno de plantas, árboles, palmeras y las pequeñas casitas de alegres colores, parecía un pueblecito sacado de un cuento de fantasía, tal cómo habían imaginado. La casita donde se iban a alojar era acogedora, no le faltaba detalle, cada vez estaba más segura de que iban a ser unas vacaciones inolvidables…

Ese primer día iba a ser tranquilo, darían un paseo por allí para conocer dónde estaba cada sitio, un baño en la piscina y después una cena romántica a la luz de unas velas en la playa.

Dieron el paseo, el baño en la piscina y cuando subieron a la habitación, para prepararse para la cena, él se empezó a encontrar mal pero aún así insistió en bajar a cenar y seguir los planes.

Llegaron a la playa y allí estaba preparada la mesa con una tenue luz y todo el alrededor con pequeñas velas que le daban un toque de romanticismo. Durante la cena no dejaron de mirarse a los ojos, de sonreír, aquello era cómo revivir esas primeras citas en las que sientes esas pequeñas mariposas en el estómago.

Terminaron de cenar y subieron a la habitación, él no terminaba de sentirse del todo bien pero aún así quería que esa primera noche fuera especial y un malestar no lo iba a impedir.

Él se metió en la cama y ella salió del baño con un diminuto camisón, «estaba preciosa». Se acostó junto a él y esa noche hicieron el amor cómo hacía tiempo no lo habían hecho. Se llenaron uno al otro de caricias, de besos en cada centímetro de sus cuerpos, se llenaron de «te quiero» hasta que se durmieron rendidos.

Por la mañana cuando comenzaron a entrar los primeros rayos de sol, ella abrió los ojos, se giró hacia él y notó algo raro, no respiraba, se asustó y quiso zarandearlo pero no se atrevía a tocarlo,no podía gritar para pedir ayuda, era cómo si algo se lo impidiera, estaba paralizada mirando la figura de él sin poder hacer nada, solo las lágrimas salieron de sus ojos y seguidamente los cerró.

Despertó y allí estaba, a su lado, apoyó la cabeza en su pecho para escuchar su corazón, notar su respiración y rodeó su cintura con su brazo para sentirlo más cerca aún.

Todo había sido un sueño, una pesadilla, pero ese viaje que iban a realizar ya no sabía si era una buena idea…

B.D.E.B.

2 comentarios en “El viaje

  1. Si amigo, será cuestión de disfrutar de lo que tenemos al lado y de cada día aunque no dejemos de soñar nunca, pero mejor despiertos para poder fabricar nuestros mejores sueños y olvidarnos de las pesadillas.
    Empezaremos por disfrutar del fin de semana que ya está aquí (aunque tengamos cenas que no apetezcan mucho 😉)
    Un abrazo Manu.

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