Amigos en la noche

Amigos en la noche

Llevaba ya un buen rato leyendo cuando los párpados le comenzaban a pesar, y aunque la lectura estaba interesante, decidió dejar el libro en la mesilla de noche y apagar la luz. Al instante estaba sumida en un profundo sueño.

No llevaba a malas penas un par de horas durmiendo y se despertó de golpe con un fuerte estruendo de un rayo que debió caer cerca de la casa. Se levantó y bajó al salón para comprobar que todo estaba bien, miró por las cristaleras que daban al jardín y observó como había empezado a llover y a cada vez más fuerte.

Se quedó extrañada porque no se esperaba lluvia ese día, pero ahí estaba y no era precisamente ligera, amenazaba una fuerte tormenta.

Se puso a comprobar puertas y ventanas que estuvieran bien cerradas y en una de las ventanas que daban a la cocina se encontró un gato que se había puesto a cubierto y estaba maullando y completamente empapado, sin dudarlo abrió un poco la ventana y el pequeño entró de un salto y a continuación empezó a maullar entre sus piernas como si quisiera darle las gracias.

Sacó una toalla de uno de los armarios y se puso a secarlo, el animalito se dejó sin parar de maullar y ella se dió cuenta de que llevaba un pequeño collar así que dedujo que tenía que ser de algún vecino que se le hubiera escapado, al día siguiente cuando escampara la tormenta buscaría a los dueños y esa noche lo acogería en su casa.

Le puso un cuenquito con un poco de leche y después se lo subió a su cuarto con un viejo cojín para que durmiera en él al lado de la cama, al menos esa era su idea, porque al gatito le pareció mejor subirse a la cama y tumbarse encima de los pies de ella, así que no le llevó la contraria y lo dejó allí, la verdad que le gustó sentir esa calidez en esa cama que estaba acostumbrada a notar siempre fría.

Amaneció el día con un sol radiante, apenas quedaban unos charcos resultado de la tormenta de la noche, si no llega a ser por eso y por el maullido que se escuchaba en la cocina hubiera pensado que todo había sido un sueño.

Mientras salía el café le puso a su nuevo amigo un poco más de leche y mientras lo observaba ella se tomó su café y en eso sonó el timbre de la casa, extrañada porque no esperaba a nadie, se dirigió a abrir y el gatito la siguió.

Abrió y se quedó de piedra, era un vecino que en un par de ocasiones se había cruzado y a malas penas le había saludado, y ahí estaba, delante de su puerta, el gatito enseguida fue hacia él mientras este se agachaba a cogerlo, empezó a restregar su pequeña cabecita en el cuello de él y aceptando las caricias que le ofrecía.

Él le agradeció el gesto a su vecina, por lo visto cuando cayó el rayo el gatito salió asustado y llegó a casa de ella y hasta la mañana cuando se levantó no se dió cuenta que no estaba en casa y salió a buscarlo casa por casa por todo el vecindario.

Una vez se marcharon ella volvió a entrar en la casa, se terminó el café y decidió que esa misma mañana iría a la protectora porque necesitaba de nuevo tener un nuevo amigo en su vida.

B.D.E.B.

4 comentarios en “Amigos en la noche

    1. Las mascotas se convierten en uno más de la familia, en mi caso han sido los perros pero cuando he ido a casa de algún familiar o amigo con gatos no se porqué pero siempre terminan tumbados en mis piernas 😉. Tomo nota de la alergia para no ofrecérselo entonces.
      Saludos.

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