Recuerdos de Venezuela

Recuerdos de Venezuela

Esta imagen es de un cuadro comprado en la Mérida de allí, a un artista que pintaba en las calles y vendía sus obras a los visitantes.

Hace casi veinticinco años, cuando pasaba por un momento un poco delicado mi marido me propuso irnos durante poco más de un mes a su país de nacimiento, Venezuela. Como ya comenté en alguna entrada, el nació allí pero se vino a España con apenas cinco años y toda su familia materna vivía allí. Sus padres en esos años pasaban largas temporadas allí así que aprovechamos para ir a visitarlos a ellos, al resto de familia de su madre y hacer turismo por el país,  puesto que yo no conocía aquello y él a malas penas le quedaban recuerdos.

Nada más llegar al aeropuerto de Caracas recuerdo que lo primero que sentí era un poco de miedo, el estar tan lejos de casa y en un sitio desconocido no me hizo sentir muy segura (y eso que en aquel entonces la situación nada tenía que ver con la de ahora), después de pasar todos los controles y a mi marido hasta ofrecerle si quería obtener la doble nacionalidad…llegamos a la salida donde estaban esperando los familiares. Saludé a mis suegros y a continuación me presentaron a un par de miembros de la familia, «Tato» que era el marido de una prima de ellos, era el encargado con su «camioneta» de llevar y traer a las personas al aeropuerto a diversas ciudades del país, ese era su trabajo, aunque en esta ocasión había venido a recogernos por gusto y por conocernos. Esa sonrisa eterna siempre en sus labios, ese andar relajado casi arrastrando los pies, era un bonachón que siempre estaba de guasa, en el tiempo que pude compartir con él (quizás con uno de los que más compartí, porque se encargaba en todos nuestros viajes de llevarnos a cualquier lugar) nunca lo vi enfadado, cuando surgía algún imprevisto siempre trataba de solucionarlo, pero nunca se enfadaba y si lo hacía lo disimulaba muy bien.

De ahí llegamos a la casa de «mamá Rosa» y el viejito Ali (padrinos y tíos de mi marido), allí en el patio de la casa, aparte de los anfitriones de la casa, estaba el resto de la familia, hijos, nietos… un montón de gente esperando a que llegaran los «españoletos» cómo nos llamaban de forma cariñosa.

Todos me miraban esperando ver mis reacciones ante las cosas, en unos días entendí que mi cuñada que había viajado el año anterior, no le gustaba nada de allí, todo le había parecido mal y el viaje no había sido muy agradable para ninguna de las dos partes, así que conmigo andaban con un poco de recelo, pero a los pocos días aquella familia era la mía propia, no sabían que hacerse conmigo, y recuerdo en especial que todas las tardes cuando «mamá Rosa» y sus hijas se ponían a preparar arepas en el budare (plancha circular que utilizan para cocinarlas), para todos los niños, ahí nunca faltaba una para mí, sabían que me encantaban y allí estaba yo cada tarde merendando en una gran mesa de madera que ocupaba el pequeño comedor, con todos los niños.

En ese viaje descubrí las maravillas que tiene ese país. Conocí playas y también montañas, Conocí la capital y pueblos pequeñitos, pero lo que recuerdo con más cariño es su gente.

Podría pasar horas y horas hablando de ese primer viaje allí (después volví dos veces más, hasta que aquello se puso bastante mal), pero si hoy he decidido hablar de aquello es porque esas malas noticias que me han llegado desde allí en estas semanas, me han hecho pensar mucho en aquel viaje, en la pena de no haber podido volver, en lo bien recibida y tratada que fui por todos y cada uno de los miembros de aquella gran familia, tanto de número cómo de corazón. Lo unidos que estaban, y que me consta que siguen estando, a pesar de que las circunstancias del país, haya hecho que hoy en día vivan algunos de ellos a miles de kilómetros de distancia de sus casas.

No sé si podría quedarme con un solo momento de los vividos allí porque fueron muchos y muy bonitos, pero hoy mi recuerdo es para aquellos que ya no están, Tato, el viejo Ali, Isra y Alejandro. En ese primer viaje nos organizaron una fiesta de despedido con unos mariachis cantando, en aquel entonces no se podía inmortalizar aquello tan fácil como hoy en día con un móvil, pero si os dejo una de las canciones que cantaron aquellos mariachis y que siempre que la vuelvo a escuchar me recuerda a ellos.

B.D.E.B.

7 comentarios en “Recuerdos de Venezuela

    1. Cuando a uno le reciben con todo el cariño del mundo y te ofrecen lo poco o mucho que tengan, creo que no se puede recordar de otra manera. Y me alegra saber que esos recuerdos tan bonitos os puedan llegar así como yo los siento.
      Gracias amigo 😘 🤗

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  1. Nací en Perú, viví 42 años en Venezuela y ahora vivo hace 5 años en Chile. En Caracas nacieron mis tres hijos (uno en Portugal, otro en Argentina y otro en Chile). Lo que dices de Venezuela es eso y mucho más antes de la llegada de Chávez. Sus playas son unas bellezas tropicales y su gente, es tan cierto como lo dices. Pura atención, amabilidad y nunca se pierden una fiesta. Cómo trópico, todo el año con sol. La familia cercana se por los años pero queda el recuerdo de los buenos momentos.

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