
Cuando llega un día triste tras otro, cuando no me apetece moverme del sofá y me irrita la mayoría de cosas, ahí se que ha llegado el momento, que necesito desconectar.
Y ¿Qué hago?, pues creo que los que me «conocéis» ya sabéis bien, irme al mar, pasear, perder la mirada en el horizonte y desconectar del mundo para conectar con él.
A veces me pregunto el porqué de un tiempo para aquí se ha vuelto tan necesario, siempre me ha gustado la playa, desde pequeñita que me llevaban mis padres (aunque no a menudo para lo cerca que estamos) y después de adolescente, en llegar el buen tiempo siempre estaba allí, cualquier día festivo o tarde que no hubiera clase, con amigas y hasta yo sola.
Pero en aquella época casi era más por «presumir» después, darte un baño y tumbarte a broncearte aunque siempre me ha gustado cuando estuviera menos concurrida, porque el sonido de las olas si es cierto que me relaja desde hace mucho tiempo, quizás sea el sonido que más lo consigue. Y claro está que esto cuando hay mucha gente no se escucha.
De un tiempo para aquí, todo ha cambiado mucho, ahora cuando voy, ya sea a pasear o a darme un baño, prefiero ir a las horas que el sol menos calienta, a ser posible al amanecer, ahí es cuando más consigo (des)conectar, el comienzo de un nuevo día y la esperanza que todo va a pegar una vuelta de 180º, aunque no siempre suceda, pero ese ratito que estoy allí, que llego hasta mi rincón y me dejo llevar, eso ya me ayuda para empezar bien el día.
Y a ti, ¿qué te hace (des)conectar?
B.D.E.B.




