En la piel del otro

En la piel del otro

Ayer sentí una punzada de dolor al ver a una amiga enfadada y dolida por un comentario que otras habían hecho sobre su pareja, y mientras la escuchaba y la veía me sentía fatal porque, aunque yo no supe nada hasta ese momento, creo que todos antes de hablar deberíamos de ponernos en la piel del otro y ver porque ha actuado de una u otra manera.

Cuando una persona lleva una responsabilidad y carga importante, aunque no pida ayuda porque no es de pedir, los que estamos alrededor deberíamos de darnos cuenta y ofrecernos para ayudar y más cuando es algo que nos influye a todos. No cuesta nada preguntar y así hacerle saber a esa persona que estamos para echar un cable en lo que se pueda y que cuente con nosotros.

Pero muchas veces la gente no lo hace, y no sólo eso, sino que encima están pendiente de lo que dice o hace esa persona para quejarse si no lo hacen al gusto de ellos, y con eso de verdad que no puedo, me supera.

Soy de las personas que cuando la gente hace las cosas por todos, como cabeza visible, siempre lo agradezco y si encima yo no he colaborado o ayudado porque no he podido hacerlo, aún lo agradezco más y no se me ocurrirá quejarme de como lo han hecho, creo que para nada es justo sobretodo cuando esa persona hace las cosas por devoción, sin «ánimo de lucro»

Pero está claro que no todo el mundo opina igual o similar les cuesta ponerse en la piel del otro y ver toda la carga que lleva encima, como tiene que esquivar los problemas y pelear para que todo salga bien, no para él, sino para todos.

Creo que hay mucha gente que le hace falta tener un poquito más de empatia.

B.D.E.B.

4 comentarios en “En la piel del otro

  1. Es que no hay mucha gente como tú. No me gusta la palabra empatía porque ya se usa alegremente. Lo primero que deberíamos darnos cuenta es que no somos jueces de nadie, y a partir de ahí acoger al otro con todo. Un abrazo y enhorabuena por tu forma de ser

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    1. Antes que nada darte las gracias por tu comentario Manu, aunque quisiera pensar que todavía queda bastante gente capaz de ponerse en el lugar de la otra persona y entenderla. Como bien dices, no juzgar sino acoger, ayudar y apoyar, que la otra persona se sienta acompañada en todo momento y así las cosas se llevan mejor. Mil gracias amigo y un fortísimo abrazo.

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