
Esta mañana en la empresas me he cruzado con un compañero y me ha hecho sonreír (bueno, creo que este en concreto siempre lo hace). Al pasar por el lugar donde estaba, tenía la música puesta y cantaba a pleno pulmón, hasta que me vio y paró en seco para saludarme como siempre hace «Buenos días Blanca, ¿qué tal?» Todo de seguido y rápido, y por supuesto con una enorme sonrisa.
Es un chaval joven, de poco más de veinte años, argentino y llegó aquí junto a dos amigos más contratados por un equipito de fútbol pequeño y para sobrevivir (el equipo les paga poquito) él y uno de los amigos empezaron a trabajar con nosotros hace algo más de un año, el equipo les preparaba todos los papeles para que tuvieran permiso de trabajo y poder hacerlo en otro lado también.
El caso es que su amigo es más tímido, siempre saluda también pero distinto, él es muy gracioso y es de las personas que te contagia la felicidad. Sólo una vez lo vi con lágrimas en los ojos, fue hace unos meses que los encontré en la estación y acababan de despedirse del tercer amigo que por una lesión se tenía que volver a su país.
Aún así, con los ojos vidriosos, su saludo fue con una sonrisa, aunque su mirada reflejaba dolor por la despedida (los tres son como hermanos y fuera de tu país y sin más familia…)
Cuando la semana siguiente lo encontré de nuevo en la empresa, estaba como siempre, aunque imagino que la procesión iría por dentro, a miles de kilómetros de su tierra y con esos dos amigos como única familia (ahora sólo uno) tiene que ser duro, mucho.
No hace tanto tiempo también han tenido un problema con el permiso de trabajo y por unas semanas tuvimos que despedirlos hasta que lo volvieran a tener en regla y ni siquiera en ese momento perdió la sonrisa, yo estaba fatal de ver lo injusta que es la burocracia en algunos momentos y él parecía que no pasaba nada, aunque me consta que todo iba por dentro.
Afortunadamente todo se arregló y ya están de nuevo con nosotros y yo contenta porque son buenos chicos, buenos trabajadores y de verdad que me alegra mucho cada vez que voy por allí cruzarme con él y con ese saludo tan alegre.
A veces vemos a la gente que sonríe siempre y nos da la impresión de que siempre están felices, que no tienen problemas o que no sufren, y como nos equivocamos. Muchas de esas veces esa sonrisa es para no preocupar, para que no veas como se sienten o para demostrarte su aprecio, si queremos saber como están realmente, sólo hay que mirar a los ojos.
Esos nunca mienten…
B.D.E.B.

Pues sí. Mucha razón. Aunque también se nota cuándo una sonrisa es de verdad y cuándo es falseada. Apuesto a que ese compañero argentino la tiene muchas más veces de verdad, por lo que cuentas 😊. Un abrazo, Blanca
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Estoy segura de que sí, pero no quiere decir que por dentro también sonría, creo que es su carácter amable con los demás que le hace saludarte siempre así.
Un abrazo Javi 🤗
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Conozco esa forma de saludar😅
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