Sentimientos que se esfuman

Sentimientos que se esfuman

Cuando gente con la que has tenido una relación estrecha, se empiezan a distanciar, empiezan a aparecer excusas, ves que lo que antes les apetecía compartir contigo, ahora ya no es así, prefieren compartir otras experiencias con otra gente… yo creo que es el momento de dejarlos marchar. No soy persona de insistir, quien le apetezca compartir conmigo perfecto, mis puertas estarán abiertas, pero si no, también lo están para marcharte.

Y cuando esto pasa, normalmente ese sentimiento que tenías hacia esa gente, lo más probable es que también se esfume, que te siga importando pero de otra manera, porque la relación se enfría, porque ya no están y quizá tú tampoco…

Pero resulta que un día deciden hacerte una visita y ¿entonces qué? Pues te encuentras en esa situación de que estás en tu zona de confort (esas vacaciones tan necesarias) con unos y otros, a tus cosas, y no te apetece nada cambiar esos planes por un par de días en otro rollo que ya no consideras el tuyo.

Por circunstancias ajenas me tengo que adaptar y entre esta tarde y mañana (creo que todo el día), cambiar mis baños de la piscina, mi clara del chiringuito, la cena en la parcela del camping con los vecinos o mi siesta y mi ratito después de la cena en la tumbona, por ropas menos cómodas y cenas y comidas en restaurantes… sinceramente, no me apetece nada pero es lo que toca.

Ya no sé si es la edad o que de un tiempo hacia aquí decidí hacer lo que realmente me apetece, estar con la gente que me aporta y dejar de hacer cosas por compromiso (aunque a veces no queda otra), así que mucho tiene que cambiar la cosa para no estar deseando que estos dos días pasen rápido y pueda volver a mis vacaciones y disfrutar de los días que quedan.

De momento a disfrutar de la tarde y lo que quede antes de que llegue la visita, ya os contaré como ha ido.

B.D.E.B.

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