Curiosamente, a veces nos vemos en el lado contrario del que estábamos, hace a malas penas unos meses. Un lado que pensábamos que no íbamos a cruzar y sin embargo las circunstancias hacen que todo pase y que no sea todo lo que llega malo.

Terminé un año mal y este empezó peor, lo he comentado en alguna ocasión, de hecho antes de que terminara el 2023, sabía que este año no iba a ser bueno. Poco a poco fue mejorando y (aunque aún quedan algunos meses para terminarlo) seguirá siendo un año triste pero yo dejé en un ladito del corazón esa tristeza y el resto lo llené de cosas bonitas. Así crucé del lado de no tener ganas de nada y llorar a cada momento, a volver a estar feliz por las cosas buenas que tengo en la vida (y por supuesto a la gente bonita y a mis pequeños traviesos)

En estos días me he cruzado con gente que lo está pasando mal y ahí es donde he recordado que hasta no hace mucho yo estaba de ese lado, del lado que todo lo ves oscuro, que estás como en un laberinto que no ves la salida, que cuando crees que vas por buen camino, aparece una nueva pared que te corta el paso y que de tanto caminar y dar vueltas sin encontrar la salida, nos dan ganas de sentarnos en una esquina y dejar que el tiempo pase y nuestra vida con él, sin disfrutar, sin aprovechar, seguro que más de uno sabe de lo que hablo.

Pues aunque nos cueste, aunque creamos que estamos solos, aunque pensemos que no hay arreglo para la situación, o que no merece la pena, aunque no queramos contar como estamos a aquellas personas que sabemos que les importamos, hay que darle la vuelta a todo ello.

No estamos solos, la muerte es lo único que no tiene arreglo, la vida SI merece la pena y la gente a la que le importamos, estará a nuestro lado y nos escuchará y aconsejará, hay que apoyarse en ellos.

Tenemos que tener en cuenta que hoy estamos de un lado y mañana quizás del otro, pero lo importante es seguir estando y vivir, sentir, hablar y en cuanto se pueda, disfrutar.

B.D.E.B.