
Hará como unos dieciséis años, un grupo de amigos comenzamos a quedar una vez al año, en la casa de campo de uno de ellos y normalmente en el mes de febrero para hacer unas migas y pasar allí el día.
Cuando comenzamos los niños eran pequeños, algunos ni siquiera habían nacido, por tanto hemos ido reuniéndonos año tras año y hemos visto a esos niños ir creciendo hasta hacerse hombres y mujeres que son hoy en día. De los más pequeños nos hemos juntado allí con los embarazos, después bebés, niños correteando hasta caer agotados y ahora adolescentes.
Cuatro de las parejas éramos (somos) fijas todos los años y el resto van variando unos y otros, porque si cuadrarnos cuatro ya es complicado, si son ocho parejas como el día de hoy, ya ni os cuento.
Antes que nada decir que a mí no me gustan las migas (soy la única en casa que no las come), es de las pocas comidas que no me gustan, pero en estos casos la tradición es quedar para hacerlas pero sobretodo pasar un día todos juntos, porque es complicado juntarse y de esta manera cuadramos que día puede ser para que nos apañe a todos y lo marcamos en la agenda para que no se pueda sustituir.

El caso es que este año no se pudo en febrero y ha tocado ahora en noviembre, justo hoy.
Como siempre ha sido un día estupendo, un día de reencuentros con gente que hacía unos pocos años que no nos veíamos, las últimas veces hemos ido sólo los fijos, un día de no parar, de colaborar todos juntos y de ver a el grandullón de Maxi dándole a la pala para preparar migas para más de treinta (porque claro, ya no hay niños, ya comen más que nosotros).
Son días tan buenos que es una lástima que sea sólo una vez al año aunque lo importante es que al menos se siga la tradición y que al menos esa vez sigamos juntándonos, disfrutando del día, riendo, compartiendo y por supuesto comiendo esas comidas típicas de campo y que tan ricas están (yo las migas no las como pero si el acompañamiento 😉)
Todo el día compartiendo y la despedida ha sido con la promesa de buscar un día en febrero para hacer una calçotada, igual de una tradición sacamos otra más.

B.D.E.B.

A mí me encantan, y de hecho el día del patrón de mi carrera, San Teleko, se hacian siempre. Que no nos falte nunca algo como excusa para compartir lo que si nos gusta a todos, la amistad verdadera 🫂🌠☕🫂
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mira que he intentado veces comerlas, pero es de las pocas comidas que no me pasan, pero la otra parte de la tradición es la mejor y esa me encanta, son días de disfrute y muy necesarios, aunque hoy al ver a casi todos «los niños» me he dado cuenta de lo rápido que pasa el tiempo…
Un fuerte abrazo amigo 🫂🫂☕️☕️😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me gustan las migas, pero eso es lo de menos, lo bueno y lo bonito es el reencuentro. Juntarse, aunque sea una vez al año para abrazarnos, reirnos, hablar y compartir. Qué siga la tradición, amiga. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Yo también creo que es lo importante, juntarnos y seguir esa tradición, mientras que se pueda no perderla.
Un abrazo Marylia.
Me gustaLe gusta a 1 persona