
Desde hace tiempo he querido retrasar el momento de que mi hijo mayor cumpliera uno de sus deseos y hoy ha llegado el momento de que lo tenga ahí, al alcance de su mano. Su deseo y mi temor a la vez, una moto.
Cuando cumplió los dieciséis años se sacó el permiso de ciclomotor y, para evitar la moto, le compramos un cochecito de esos sin carnet (algo que tampoco me gustaba, pero lo veía más seguro, llevaba paredes). Él estaba contento, pero aún así siempre decía que más adelante tendría una moto.
Llegaron los dieciocho y se sacó el carnet del coche, yo me quedé sin el mío, no me importaba porque prefería estar compartiendo a la moto. Pero hace unos meses se sacó el permiso de la moto, con la excusa de que lo necesitaría más adelante para su futuro trabajo.
Este verano comenzó a trabajar en la empresa y así sufragar sus gastos mientras continúa con sus estudios, y decidió ahorrar para comprarse la moto…
Fue a verla y la reservó, le dijeron que tardaba unos meses, y ahora ya ha llegado el momento, esta tarde le tengo que acompañar a firmar. Hay quien me dice, «bueno se la va a comprar porque tú quieres»…
¿Acaso hay otra opción? He ido retrasando la situación lo más que he podido, yo les tengo pánico, pero cuando era una adolescente me subía a ellas también, así que ahora me tengo que poner en el lugar de él y lo único que puedo hacer es pedirle que tenga cuidado y cabeza.
Para más inri, tengo a uno de mis sobrinos y a su pareja que son fanáticos de las motos y han ido aconsejándole en todo lo que ha necesitado.
Así que en un ratito me tocará tragar mis miedos y disfrutar de su felicidad, ha trabajado y seguirá haciéndolo para comprarla, sabía que yo no lo iba a hacer pero no puedo negarle mi ayuda en aquello que siempre ha soñado por culpa de mis miedos…
B.D.E.B.




