Sentir lo que siente

Sentir lo que siente

Photo by u00c1nh u0110u1eb7ng on Pexels.com

En estos días ha sucedido algo que me ha hecho pensar (como si en algún momento de mi vida dejara de hacerlo…), en una conversación de un grupo de WhatsApp, alguien se puso a bromear, sin ánimo de ofender a nadie, una pequeña broma sobre elegir un color u otro de una prenda, nada importante pero que más tarde me enteré que una persona se había sentido como que fuera una burla sobre ella (para nada las intenciones de la otra persona ni siquiera las palabras), pero a veces, cuando no estamos en nuestro mejor momento, cuando los astros parecen haberse alineado para que todo vaya en nuestra contra, hasta lo que no va con nosotros nos molesta y nos hace sentir mal.

Me consta que hasta la persona se disculpó porque no había querido conseguir eso, no es persona de hacer daño a nadie y menos queriendo, pero yo entiendo a quien se sintió dolida, la entiendo perfectamente porque cuando estás mal todo te afecta, lo que va contigo y lo que no y muchas veces no nos damos cuenta de lo mal que está una persona hasta que ocurre algo así.

Es en ese momento, en el que nos ponemos en su piel, en el que intentamos sentir lo que siente, cuando podemos ver el alcance de esa pequeña «broma», esa que el 90% del grupo entendió como tal, pero ella la sintió como si fuera en su contra, sólo así podremos entender porqué le molestó.

Y es que las circunstancias hace que te levantes un día con ganas de comerte el mundo y otro día sea justo lo contrario, que el mundo te gane la partida y te coma a ti. Y cuando llega ese día vamos a necesitar de mucha comprensión, de mucho tacto, de que la gente se ponga en nuestro lugar, aunque para ello primero se tienen que dar cuenta de como nos sentimos.

Fuimos pocos los que nos dimos cuenta de que se había molestado, de que lo minúsculo para el resto, a ella se le hizo una montaña, de que no está en su mejor momento y lo que hay que hacer es apoyarla y animarla y no decir «tampoco es para tanto» ¿acaso sabemos si lo es?, ¿puedes sentir lo que ella siente?, no podemos, lo que si podemos es imaginárnoslo, como le decía hoy a un compañero de este lugar, mirar dentro e imaginar como nos sentiríamos nosotros, como nos gustaría que los demás actuaran con nosotros y hacer así con ella.

Es nuestro día a día, estamos vivos y por ello sentimos, y en este momento le ha tocado a ella, pero posiblemente llegará el momento que le toque a otro, o a otra, que me toque a mí y que también me molestará algo que para los demás será una tontería, pero para mí puede ser que sea el terminar de hundirme o salir a flote.

Cuando alguien se moleste por alguna cosa que hagan o digan, algo que nos parezca minúsculo, que no pueda afectar, pero si lo haga, quizás sea el momento de parar, pensar bien en la situación e intentar ponernos en la piel del otro…

Vamos a intentar sentir lo que siente.

Que tengáis un buen fin de semana.

B.D.E.B.

Perder costumbres

Perder costumbres

Este sábado, después de bastantes semanas volví a pasear por la playa, no era la mía, no fue por la arena, pero si lo suficiente cerca como para sentir la brisa y dejarme llevar aunque fuera por un instante.

Entre que a alguien se le ocurrió decirme que esos paseos no eran buenos para mi pierna y que los domingos (es mi día de paseos) han estado ocupados o he trasnochado sábado y no ha habido ganas de madrugar, pues hacía bastante tiempo que no paseaba por el mar a pesar de tenerlo cerca.

Y cuando esto pasa y vuelves a ir, te das cuenta de que hay costumbres que no debes de perder, que aunque a esa persona le parezca que no es bueno esos paseos, ya ha llegado otro para decir que si lo son (los médicos también se equivocan, y yo prefiero esta segunda opinión), y de verdad que lo necesito, por varios motivos pero el más importante es la desconexión.

Este fin de semana pasado ha servido un poco de eso, aunque mi cabeza (y mi corazón) estaban en otro lugar, así la desconexión no ha sido completa, pero el paseo del sábado si que sirvió para que me diera cuenta de lo que echo de menos esas mañanas de domingo.

Esas en las que al amanecer llego allí, respiro profundamente y saco la primera fotografía, y a partir de ahí camino por la orilla dejándome llevar, ahora ya no es posible (a esas horas al menos) caminar descalza y dejar que las olas mojen tus pies,pero con escuchar como rompen me siento en calma, dejo la mente en blanco y observo como poco a poco el sol va subiendo y comienza el nuevo día y cuando llego a mi lugar favorito, ahí donde me siento y pierdo la mirada en el horizonte, ese que desde hace tiempo es el que me aconseja cuando estoy en un «mar» de dudas, allí es donde termino de desconectar, me encuentro conmigo misma, recargo la energía y después regreso sobre mis pasos de nuevo.

Esa costumbre que la tengo un poco «perdida» tengo que retomarla ya mismo. Hay costumbres que nunca debemos de perder, sobretodo las que nos hacen tanto bien.

B.D.E.B.

Suspenso en amor

Suspenso en amor

Sugerencia de escritura del día
¿Cuál era tu asignatura favorita en el colegio?

Cuando comienzas a ser adolescente todo son prisas, y entre tantas otras cosas que necesitas averiguar y conseguir o encontrar rápido, como si te fuera la vida, como si en lugar de ser joven fueses ya una anciana, una de ellas es el amor.

Vas creciendo y vas viendo como tus amigas van haciendo sus pinitos en esa asignatura, y tú piensas ¿Cuándo me tocará a mí?. El tiempo va pasando y ellas felices te cuentan su primer beso, su primer paseo agarraditos de la mano, hasta un «te quiero» que quizás no era ni sentido ¿y tú?

Te vas desesperando porque aunque ha habido algún tonteo no has llegado a sentir eso que dicen, tampoco has notado que nadie lo haya sentido por ti (o quizás sí pero eras demasiado joven para verlo), miras en tu interior, hasta pones tú mano en el pecho para comprobar que hay latido, que tienes corazón. Aunque en el fondo estás segura de que sí sientes, porque has sentido muchas otras emociones pero ¿y el amor?, ¿seré capaz de amar?.

Y de repente llega un día, un momento, una noche para vosotros, hay más gente pero no importa, sólo tenéis ojos el uno para el otro, esa mirada directa, esa sonrisa que nunca antes te habías fijado, esa caricia en la mejilla, te sujeta dulcemente la barbilla y deposita sus labios sobre los tuyos, se separa despacio y te mira de nuevo a los ojos, ahí sientes esas mariposas en el estómago, ahí es cuando tu sonrisa se hace casi tan grande cómo la suya, ahí es cuando te cobijas en esos brazos y quieres que esa maravillosa noche no termine nunca.

Ahí sabes, que has aprobado esa asignatura con sobresaliente…

B.D.E.B.

Perdidos

Perdidos

Siempre inmersos en nuestras conversaciones, tanto que ni nos dimos cuenta de que el grupo se adelantaba y nos quedamos detrás, sin prisas, ya los alcanzaríamos, sin darnos cuenta de que pronto la noche caería, el sol estaba a punto de desaparecer detrás de la montaña de enfrente de la que nosotros estábamos subiendo y así fue, minutos más tarde poco se podía ver salvo con nuestras pequeñas linternas.

Fue en ese momento en el que yo empecé a asustarme un poco (o mucho), tú lo sabías, me atrevería a decir que me conocías mejor que nadie, buena parte de culpa la tenían esas horas y horas de conversaciones que habíamos tenido en tan sólo unos meses que nos conocíamos.

Llegamos a un cruce de caminos, había que elegir derecha o izquierda, solo uno de ellos nos llevaría a ese refugio de montaña donde nos dirigíamos, ¿Cuál de ellos? No teníamos ni idea, me sugeriste sentarnos y esperar a que alguien del grupo bajara a buscarnos, así lo hicimos, buscamos una roca un poco plana y allí nos sentamos el uno al lado del otro, comenzaba a hacer frio, yo sollozaba y tú rodeaste mi cuerpo con tus delgados brazos, me acercaste a tu torso y me invitaste a recostar la cabeza en tu pecho.

Me abracé fuerte a ti intentando conseguir que se me contagiara esa calma que tú tenías (o aparentabas para ahuyentar mis miedos). Y en ese momento se inició una lucha interna de sentimientos, por un lado deseaba que vinieran a rescatarnos, por otro quería que ese momento fuera eterno, con tu mano acariciabas mi mejilla que comenzaba a estar helada del frío de la noche y por dentro sentía un calor inmenso. Una sonrisa tuya al levantar mi vista y ya no fue necesario nada más.

Unos pasos, ahí estaban, venían a rescatarnos y con una bronca por separarnos del grupo, no nos importó, sonreímos incluso con la mirada y caminamos cogidos de la mano, hasta llegar al sitio.

Pronto nos fuimos a dormir, alegando estar cansados del «susto», pero la razón era muy distinta, necesitábamos terminar lo que ni siquiera había empezado.

Una sonrisa, una mirada, un acercamiento de nuestros rostros y …

B.D.E.B.

Abraza(me)

Abraza(me)

La profesora dijo «abraza el agua», inmediatamente cerré los ojos y te vi ahí, extendí mis brazos y te rodeé con ellos, te abracé fuerte, por un instante sentí tu latido junto al mío, cuerpo contra cuerpo, recosté mi cabeza sobre tu hombro, inspire fuerte, pude notar el perfume en tu cuello, pude sentir tus brazos rodeando mi cuerpo, hasta pude escuchar un ligero susurro con un «te quiero».

Noté algo en la cara, estaba mojada pero no eran lágrimas.

-¡Despierta!

-Es increíble, ¿te has dormido dentro de la piscina?

Inmediatamente seguí las instrucciones de la profesora y continué haciendo los ejercicios…

B.D.E.B.