Paseo en el mar

Paseo en el mar

Esta mañana viendo la publicación de un amigo, esas increíbles fotos de los atardeceres en algún lugar del mundo, me entraron unas ganas tremendas de vivirlos. Y aunque aquí los amaneceres son excepcionales, los atardeceres no son tan increíbles, el sol se pone por detrás de los edificios y lo único que hace, es pintar desde lejos las nubes y el horizonte de miles de colores.

Me animé, y ya que esta mañana el dolor de cabeza no me lo permitió, esta tarde salí a dar un paseo por el mar, a preguntarle (como si él tuviera las respuestas) y a pensar o no pensar, en aquello que me quita la paz.

La verdad que al menos me ha traído paz, me ha ayudado a desconectar un poco, a hacer miles de fotos y a relajarme pensando en otras cosas. Aunque seré sincera, no ayuda mucho cuando te vas encontrando con las parejas paseando en esos atardeceres, y te preguntas ¿alguna vez paseaste acompañada? La respuesta es no, mis atardeceres (y amaneceres) suelen ser en soledad, alguna mañana acompañada de una amiga, en pareja nunca. Pero bueno, es lo que hay.

Cuando ya iba oscureciendo, he decidido dar la vuelta y ahí me encontré con la sorpresa, allí en el fondo, comenzaba a salir ella. La he visto brillar sobre el mar muchísimas veces, pero verla salir nunca, siempre el sol. Maravillada continué el viaje de vuelta  ya no pensé en nada más que disfrutar del espectáculo que tenía delante.

Y ahora, aquí, en la cafetería donde suelo desayunar los domingos en los que paseo, tomando una clara, he decidido contaros ese paseo, desde «alma de mar» (bonito nombre ¿verdad?) y con vistas a este mismo, aunque los toldos para proteger del frío no permiten una visión nítida, pero es lo que tiene el otoño e invierno.

En lugar de música os dejo otro sonido que me parece maravilloso.

B.D.E.B.

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