Día 16: Aversión

Día 16: Aversión

Hoy le toca el turno a la «aversión». Y si tengo que hablar sobre a qué le tengo aversión, habrían unas cuantas cosas, o quizás más de las que me vengan ahora mismo a la cabeza, pero voy a centrarme en las primeras que llegan a la cabeza al oír esta palabra.

Si empiezo por bichos, hay uno (más bien una) que es a la que más, las arañas. No puedo siquiera verlas en fotografías, en la televisión y mucho menos en directo (hasta hablar de ellas hace que se me erice la piel), desde bien pequeña y ahora mismo, aunque lo tolero un poco más y soy capaz de matar alguna (perdonarme porque no soy nada violenta, pero con estos bichillos no puedo) siempre lo hago a distancia, vaya a ser que pegue un saltito y se me ponga encima, entonces el grito se oye en todo el vecindario.

Recuerdo una nochebuena en casa de mis abuelos maternos, una casa de campo de la que he hablado en alguna ocasión, yo tendría unos 10 años, estábamos cenando en una especie de almacen que había, ya que nos juntábamos más de veinte personas. De repente mientras me comía un cangrejo ayudada por mi cuñado, en la pared blanca, justo enfrente mía, una araña de esas negras peludas, del tamaño casi del cangrejo que me estaba comiendo. La odisea para matarla ni os la cuento, pero si que os diré que mi cangrejo se quedó a mitad y nunca más los he vuelto a comer, los vi en aquel momento tan parecidos, salvo por el color, que siempre recuerdo aquel día.

Y si hablamos de actos que me provocan aversión, el principal, el maltrato a los niños, cualquier maltrato en general, pero el maltrato infantil puede conmigo, saca a relucir mi peor parte y es que nunca un niño puede hacer algo tan malo como para lo que les hacen algunos progenitores (no los considero padres) y ya ni qué decir cuando el mal se lo hacen para hacer daño a su (ex)pareja…

Esas son las dos cosas principales, aunque hay pocas o muchas más.

¿Y las vuestras?

B.D.E.B.

10 comentarios en “Día 16: Aversión

  1. Es curioso porque las arañas me gustan, pero en tema bichos la palma se las llevan las cucarachas. De todo lo demás creo que efectivamente el maltrato en general, el abuso, la humillación es algo que me enfada y cuando se trata de un menor, aún más. No solo niños, también mujeres, jefes o el chulo del barrio. Porque si bien a veces el abuso produce un daño físico, siempre produce un daño emocional y sicológico que deja una huella permanente en el abusado. Un abrazo.

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