Noche de ilusión

Noche de ilusión

Mientras su madre y su hermana mayor preparaban la cena, ellas dos estaban sentadas junto a su padre y el marido de su hermana viendo la cabalgata de reyes en el televisor. Los ojos bien abiertos para no perder detalle, maravilladas con la música, los personajes y ansiosas de ver a los protagonistas de la noche, SS MM los reyes magos de Oriente,. Apareció el primero y la hermana pequeña chilló, ¡papá mira, es Melchor! Detrás viene el mío. La pequeña tenía como preferido Gaspar, y a ella le gustaba Baltasar.

Cuando llegó Gaspar la pequeña daba saltitos de alegría y hasta lo saludaba como si pudiera verla, ella era más tranquila, nerviosa porque no paraba de morderse las uñas, pero su timidez no le dejaba exteriorizar tanto sus sentimientos. Aún así, cuando en la pantalla se pudo ver a Baltasar, una gran sonrisa se dibujó en su cara.

Terminaron de ver la cabalgata y se sentaron los seis en la mesa redonda a cenar, y mientras lo hacían, no paraban de preguntar si vendrían los reyes y les traerían el regalo que habían pedido, uno sólo, porque los reyes tenían que repartir entre muchos niños y no podían traer muchas cosas, aunque eran mágicos no podían ir tan cargados.

Comieron la cena rápidamente y llegaba la hora del roscón, mientras su madre preparaba el chocolate, ellas dos y su padre, se encargaban de poner unos polvorones y mantecados en un platito, un vaso de leche y un vaso de agua para los camellos (porque todo el mundo sabe que los camellos no beben leche,  le decía la mayor a su padre).

Una vez todo preparado, lo dejaron en la galería de la casa y se sentaron nuevamente en la mesa a degustar el roscón con el chocolate, y a descubrir a quien le tocaba el haba o el rey, o cualquier figurita que hubiera. Ella tenía ya un nudo en la garganta, escuchaba ruidos, no podía seguir comiendo, por un lado deseando encontrarse con ellos, por otro incapaz de salir sola para ver si habían llegado, demasiado miedosa para eso.

Su padre decía «¿escucháis algo?, parece que se escuchan ruidos cerca de la cocina» y su cuñado asentia y decía escucharlos también, la pequeña reía y quería ir corriendo a la galería para ver si habían llegado, ella estaba entre alegre y asustada, sólo iría acompañada de su padre y cogida de su mano, aunque era tres años mayor que su hermana, el miedo podía con ella. Su padre se levantó para acompañarla, sabía que de otra manera no se acercaría a mirar y con la pequeña delante de ellos, salieron del salón directos a la cocina, antes de que ella pudiese ver nada su hermana saltaba y gritaba de felicidad ¡Han llegado, han llegado! Cuando se acercó un poco soltó la mano de su padre y miró los dulces y los vasos de agua y leche,estaban intactos…de seguido miró a su padre preguntando porqué nunca se tomaban lo que ella les ponía, y su padre le contestó que estarían llenos de tantas casas que visitaban.

Cogió su regalo y lo abrió, despacito, despegando el fixo poco a poco (a día de hoy sigue haciéndolo así, mientras los demás desesperan viendo si es sorprendida), su hermana ya lo había abierto rasgando el papel, ella no, ella despacito y cuando por fin pudo verlo una sonrisa se puso de oreja a oreja, era una muñeca bebé, las que tanto estaban de moda y deseaba tener, los reyes habían leído su carta y habían traído justo el regalo que había pedido. Estaba feliz de enseñársela al día siguiente a sus amigas, esas que decían que los reyes no existían, que eran los padres. No, se equivocaban, su padre no podía comprar esos juguetes, trabajaba duro para que no les faltara de nada pero los regalos eran los justos. Además, había estado toda la noche con ella, como los iba a dejar él allí.

Esa muñeca bebé, fue la última que le trajeron los reyes, al año siguiente tenía un bebé de verdad (su primer sobrino) con el que jugar. Los regalos ya eran de otro tipo pero guardó bajo llave el secreto y la magia para los más pequeños de la casa.

A día de hoy me sigo preguntando, en que momento salía sin que nos diéramos cuenta, como conseguía que no fuéramos conscientes de nada.

Él creo una ilusión en mí por esa noche de reyes, una ilusión que yo he compartido con mis hijos y aunque los regalos se den en nochebuena, el día 5 de enero por la noche, siempre hay un regalito para cada uno debajo del árbol, nunca puede faltar ese detalle en las navidades, porque esa ilusión de niños no la podemos perder.

Os pido una cosa para esta noche amigos, dejaros llevar por la magia de esos reyes, por la inocencia como cuando éramos niños y seguro que esa ilusión la volvemos a sentir.

Que los reyes os traigan esta noche toda la felicidad del mundo y que os acerquen de mi parte un gran abrazo, bueno, también aquello que hayáis pedido en vuestras cartas. ¿No la habéis escrito? Pues ya estáis tardando 😉

B.D.E.B.

9 comentarios en “Noche de ilusión

  1. Una vez mi madre me dijo que le daba rabia que en el cole un bocazas nos quitará la ilusión de los Reyes Magos, la magia d esa noche. Pero al leerte recuerdo lo que le dije cuando nació mi hijo. Tú te preguntas cómo lo hacía tu padre, y la respuesta es la que le dije a mi madre: «mamá, los Reyes no son mágicos, los que son mágicos son los padres». Un fuerte 🫂 🪄🌠☕

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    1. Realmente lo son porque a día de hoy siento la misma emoción que cuando era niña y eso es gracias a ellos. Sigo la tradición y esta noche cada uno tendrá su regalito, yo no me sorprenderé pero ellos seguro que si lo hacen. ¿De eso se trata no?
      Feliz noche de reyes querido amigo 🫂😘☕️

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  2. Se escribe todos los días y se espera ilusión todos los días también. Luego el transcurrir de las horas nos dejará de todo porque ya se encargará la vida de hacernos jugar y pasarlo bien, con lo bueno, lo malo y lo regular. Nosotros intentaremos sacar partido a ese juguete, viejo tal vez, trillado y gastado, en donde a veces hemos de poner todas nuestras esperanzas. Un abrazo y feliz noche.

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