Si pudieras ser un personaje de un libro o una película, ¿quién serías? ¿Por qué?
Siempre he dicho que me gusta ser yo misma, con mis defectos y mis virtudes, por tanto nunca me he planteado vivir una vida que no sea la mía ni un personaje que no sea yo.
Pero si dejamos eso un poquito al margen, seguramente me decidiría por un personaje secundario, el motivo es que no me gusta ser protagonista. Quizás sea por mi timidez (aunque cada día va desapareciendo más), o quizás por algún otro motivo, pero no me gusta ser protagonista y aún menos el protagonismo.
Siempre he sido persona de pasar desapercibida, intentarlo al menos, estar en segundo plano, pero a la vez hacer saber que estoy, principalmente si se me necesita.
Pero curiosamente si me he cruzado con algunas personas que han tenido ese afán de protagonismo y, sinceramente, no va conmigo ni ese afán ni esa gente, intento mantenerlo al margen de mi círculo.
No me escondo, me gusta que me miren y presten atención cuando hablo y hacerlo yo, pero soy más del tú a tú o en un círculo pequeño y a ser posible con mi gente, porque quien me conoce sabe perfectamente que nunca intento ser protagonista de nada, sólo una más.
Esta mañana antes de abandonar el hotel, como tengo costumbre siempre, he revisado armarios y cajones y he observado que estaban vacíos, nada en su interior y me ha dejado una extraña sensación.
En esta ocasión ha sido por poco tiempo, otras son estancias más largas, y ese armario, esos cajones que por unos días han estado ocupados por tu ropa, por tus pertenencias, ahora que están vacios ya no son nada tuyos, ya son muebles a ocupar por otras personas, que llegarán con sus historias como tú llegaste con las tuyas.
Ese vacío de los muebles, me ha llevado a pensar en otro tipo de vacíos, en esos que a veces dejan las personas en tu corazón, unas veces porque los echas tú de ahí y aunque duele al principio, se supera porque sabes que es lo mejor y quizás tenías que haberlo hecho antes, y otras veces se marchan otras, para siempre, y ahí si que queda un vacío más grande y un profundo dolor que cuesta superar.
Unos vacíos son fáciles de llenar, otros seguirán siempre ahí, porque nadie podrá suplantarlos, nadie podrá ocuparlos, es como si se pusiera una pequeña puerta para que nada ni nadie pudiera pasar, porque aunque no estén, ese era el sitio de alguien.
Y justo ayer, me encontré con una frase en la red que decía algo así «No busco llenar vacios con gente que no me interesa ni me aporta nada en mi vida, así que si estás en ella, significa que realmente te quiero y me importas mucho.»
Algo que me llamó la atención porque me representa mucho, porque de hace un tiempo para aquí no busco llenar vacíos, porque creo que no es necesario, que lo único que hago es hacer un lugar a la gente que me parece bonita, que me llena, que me llega. Un lugar para que se queden (por supuesto si ellos quieren), porque los quiero ahí.
Y como dice esa frase, si me preocupó por ti, si te quiero cerca, si quiero saber de ti, es porque te quiero en mi vida, porque me importas, no para ocupar vacíos, sino porque ya te hice un huequito y tienes tu propio lugar.
Feliz noche de domingo y que el lunes no sea muy duro 😉.
Hace un año contesté a esta pregunta, las mejores mascotas son las que podamos tener siempre que sea con un mínimo de bienestar, que puedan estar donde nosotros vivimos sin sufrir ni pasarlo mal.
Y hablé de él, Ares, acababa de aterrizar en casa y la llenó de nuevo de alegría.
A finales de julio, mi amigo me mandó una foto, fue un «amor a primera vista», en cuanto la vi supe que se venía a casa, y en agosto, a la vuelta de Andorra, pasamos a buscarla.
Un torbellino y a la vez puro amor. Tenía tres meses y medio y nada más llegar, se hizo dueña y señora de todo, Ares la mimaba mientras observaba que todos sus juguetes se los quitaba e intentaba acaparar todos los mimos.
Crecieron juntos y sigue haciéndolo, le quita todo al pobre y reclama ella siempre primera todos los mimos. Eso sí, cuando ella quiere, se tumba al lado o enfrente de él y lo cubre a lametazos, lo adora, pero le deja bien claro que ella es la que manda.
Ella busca que la cojas, le encanta estar en los brazos, es mimosa y cariñosa a más no poder y muy juguetona. A la hora de la cena, mientras Ares parece que quiere hablar y pedir que le demos de nuestra comida, ella coge un juguete y se dedica a lanzarlo al aire y jugar con él.
Cuando estoy trabajando viene a buscarme,se pone de pie y me reclama para que la suba a mis piernas, y si no, al menos a una silla al lado. Ella siempre tiene que andar encima de mis piernas, mientras que Ares se tumba a mi lado.
El llegó para traer la alegría y ella para revolucionar la casa, ella es Hera.
La mejor mascota es aquella que entra en nuestra vida para convertirse en uno más de la familia.