El abuelo

El abuelo

Esta mañana me crucé con un señor que se parecía bastante a mi abuelo materno, del que he hablado en alguna ocasión, un señor del que guardo muchos recuerdos (no todos buenos) pero me ha venido a la mente ese último tiempo en el que estuvo durante unos meses viviendo en casa.

Él fue un hombre de armas tomar, de los de antes, ya conté que no quiso que mi madre se casara con mi padre y en represalia ni fue a la boda ni permitió que fuera mi abuela.

Un hombre que en su época era un «casanova» incluso en una ocasión mi madre comentó la sospecha de que tenía un hijo fuera del matrimonio, y no lo dudo, era alto, ojos claros y pelo oscuro y aunque no tenía fotos suyas de joven, por el parecido con sus hijos tuvo que ser bastante atractivo.

Cuando mi abuela falleció, él tuvo que venirse a Alicante a vivir, porque no podía vivir solo en mitad del campo, sin ningún hijo con él y sin medio de transporte (no conducía) así que tenía que vivir con sus hijas a temporadas, los hijos por algún extraño motivo no entraban en la ecuación…

El tiempo que vivía en casa me tocaba echar un cable a mi madre con sus cuidados, ella y mi padre tenían un pequeño comercio y principalmente a la hora de comer, era yo quien me encargaba del abuelo, yo tenía unos 17 años, mi hermana mayor estaba casada y con niños y la pequeña tenía 14 años, así que los cuidados recaían en mí.

Entre todos los recuerdos que tengo de él, habían momentos en que lo veía un poco más ¿feliz? Era el día que lo llevaba en el bus al barbero, a que le cortaran el pelo y lo afeitaran, porque en casa lo afeitaba mi padre (ese hombre al que no quiso para su hija), él, debido a su artrosis en las manos, no podía hacerlo. Pues esos días que lo acompañaba lo veía feliz, quizás porque salía de casa, me consta que a pesar que se le cuidaba bien (quizás más de lo que agradecía) no quería vivir allí.

Hoy ese señor me lo recordó, y sonreí porque recuerdo perfectamente muchos de esos momentos que no fueron muy agradables, discusiones, el hacer ver que no quería estar en casa, su cara de infelicidad, pero cuando he visto a ese señor, me acordé de él esos días que lo acompañaba a la barbería, que le ayudaba a subir al bus, que le cogía del brazo al caminar (por miedo a que se cayera) y que a él se le veía feliz.

Y es que muchas veces es mejor quedarse con lo bonito, que esto tenga más valor que lo malo, si lo conseguimos  es que finalmente tuvo una influencia positiva en nuestra vida.

8 comentarios en “El abuelo

    1. Ay amigo!! Pues me alegra haberte traído esa paz que a veces se necesita, piensa que mañana saldrá el sol ya verás, y si no lo hace ya haré yo por enviarte unos rayitos del mío.
      Un cálido abrazo para ese día gris.🫂🫂💙☕️😘

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    1. Siempre tenemos que quedarnos con lo bueno, y aunque no era un hombre muy detallista, te hacía sus «cariños» a su manera. Ayer la imagen que llegó a mi mente fue la de verlo feliz y yo de que él lo estuviera.
      Un abrazo Paz.

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