
Hay noches largas, noches que se hacen eternas, cuando te acuestas y de repente es como si los párpados tuvieran un muelle, y se abren y sabes que va a costar un mundo volver a cerrarlos. Sabes que comenzarás a dar vueltas, a un lado, a otro, que mirarás el reloj y verás cada una de las horas pasar.
Anoche fue una de esas noches, justo anoche… imagino que lo ocurrido por la mañana tuvo algo que ver,porque parece que por la noche revivamos todo el día, y en vez de quedarnos con lo bueno (por ejemplo, esa comida con los amigos) la mente es caprichosa y busca aquello que nos ha hecho enfadar, sentirnos mal, que nos ha hecho daño.
Y lo revivimos, nos vuelve a doler, nos vuelve a dar rabia y así pasamos un buen rato, como si la noche nos fuese a dar las soluciones a nuestros problemas, sin darnos cuenta que más que soluciones nos dará más motivos para seguir pensando y darle vueltas a todo aquello que nos tiene en vilo.
Y cuando te das cuenta, ha pasado la noche, suena la alarma del móvil y has dormido cuánto ¿tres horas? No importa, una ducha para espabilar y hoy toca trabajar fuera de casa. Justo hoy que había que grabar una reunión y los ojos casi se cerraban.
Es curioso cómo la mente nos hace sobrepensar, como nos pasea una y otra vez por los mismos sitios, esos que menos nos gustan y que no deberíamos siquiera dejar que pasaran por ella, pero pasan, una y otra vez, por mucho que intentemos pensar en cosas bonitas, pegamos un giro de 180 grados y volvemos de nuevo.
Anoche en unas letras decía lo que necesitaba, hoy es completamente distinto, hoy me conformo con poder cerrar los ojos y dormir, y soñar, que la mente cambie de rumbo y me lleve a algún sitio bonito, feliz, tranquila, con paz… y no me pasee más por esas batallas que ya vamos librando día a día.
B.D.E.B.




