Te haces el fuerte, que nada pasa, que no te hiere, que estás bien…

Pero sufres, y a mí se me parte el alma, lo disimulo y te hago sonreír, te hablo de cualquier tema, sólo quiero distraerte, sacarte del dolor, de los pensamientos que capturan tu mente, tu alma, el corazón.

Lo que considerabas un pilar esencial en tu vida se derrumba, hay otros que te sostienen pero aún así falta uno. El que siempre tuviste (o creíste tener) por el que peleaste contra viento y marea, y hoy te preguntas si mereció la pena.

Me tienes, lo sabes, estoy y estaré, pese a las tormentas, pese a quien le pese. No sólo estoy, estuve siempre, incluso cuando no lo querías ver, cuando los fantasmas negaban el valor de mi existencia, aún así estuve, invisible a tus ojos, sosteniendo tu alma y agarrando fuerte tu mano para que encontraras el camino de vuelta.

Hoy te veo sufrir, en silencio, a escondidas, esperando una llamada que no llega, unas palabras de aliento que no salen, abrazos que ya no abrazan.

No está en mis manos el que lo recibas de quien esperas, pero sí puedo aliviar ese dolor, con palabras, con hechos, con abrazos y con besos, con un amor verdadero.

B.D.E.B.

6 comentarios en “

    1. Una buena opinión la tuya excusatio.
      Imagino que habría que preguntarle a él si es una suerte o no, pero no puedo remediarlo, todo el que me importa no le puedo ver sufrir, conocidos y allegados.
      Un fuerte abrazo.

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