Ayer una persona me dijo «observa esta mesa, si se rompe la puedes arreglar ¿verdad?» Mi respuesta fue que sí, y me siguió diciendo «pero no todo está en tus manos arreglarlo, hay cosas que por mucho que tú quieras no las puedes arreglar y más si otros no quieren, y en este caso sabes que es así»…
Y entendí que por mucho que me duela y que quiera, realmente es así, hay cosas que están fuera de nuestro alcance y no podemos hacer nada, pero cuando estás demasiado acostumbrada a buscar soluciones, a evitar problemas y si llegan, a intentar solucionarlos (quizás porque en matemáticas siempre se me daba bien eso, que distinto de la vida real) pues te niegas a no dar con la solución, aún cuando esta no dependa de ti.
Desde ayer le doy vueltas a la conversación y aunque esa persona me dijo bastantes cosas que necesitaba oír, aún con esas, una parte de mí sigue sin terminar de estar conforme y se niega a sentarse en un rincón a esperar que otros decidan.
Por mucho que una intente disfrutar, y dejar todo aparcado, siempre vuelve a aparecer y a estar presente, a recordar «hola, estoy aquí, no me he movido…» y entonces llegan esos días que pesan y que lo divertido ya no lo es tanto, y lo que entretenía ahora aburre… vemos todo gris como si la paleta de colores hubiera desaparecido.
Pero en ocasiones, y en especial cuando escucharnos a nosotros mismos se convierte en bucle y no logramos salir de ahí, quizás toca analizar eso que nos están diciendo ¿puedes hacer algo más de lo que ya hiciste? Si la respuesta es no, entonces debemos de dejar de buscar soluciones a lo que ya no las hay y esperar a que salga el sol por donde tenga que salir, pero mientras lo hace no quedarnos sentados esperando que lo haga, toca seguir caminando.
Y si en algo soy experta es en caminar por la orilla de mi mar buscando el sol, cazándolo cuando asoma y observando que siempre lo hace distinto a como yo lo recuerdo.
No todo se puede arreglar, y no todo esta en nuestras manos y lo que queda fuera de nuestro alcance, hay que dejarlo en manos de otros aunque duela.
B.D.E.B.
Un rincón para pensar 
Hace unos años todo el mundo hablaba de las técnicas de resolución de conflictos. Pero desde hace muchos años con la orientadora del cole le propuse que cambiáramos el nombre y que lo llamáramos gestión de conflictos. Porque hay cosas que no se pueden arreglar pero sí podemos gestionarlas, y la solución es esa, y cómo gestionamos las cosas que pasan las podemos arreglar o no. Seguro que en esos paseos lo que sí descubres es la forma de gestionarlo. Un abrazo gigante amiga mía 🫂🫂☕☕🫶🥺🌊
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En este caso amigo lo único que queda gestionar son las emociones, controlarlas (si es que eso se puede) y hacer los días más llevaderos, pensar menos y disfrutar y dejarse llevar más, evitar sobrepensar y preocuparse cuando llegue el momento.
Si te das cuenta la teoría me la sé al dedillo, sólo queda aplicarla…
Me quedo con tu abrazo que siempre acoge 🫂🫂☕️☕️😘🌊
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Resignarse a la realidad muchas veces es lo único que queda.
Sonrisas:)
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Arreglar lo que esté en nuestra mano y convencernos de que no podemos buscar soluciones a todo. Sé que se sufre con muchas cosas, demasiadas a veces, pero si conseguimos paliar algo nos daremos por satisfechos. Buena tarde.
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Cuesta mucho que entre en la cabeza que no todo está en nuestras manos para solucionarlo, pero al final tenemos que hacerlo.
Feliz fin de semana Paz.
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