El árbol de la vida

El árbol de la vida

¿Quién de niño no ha querido subir a un árbol?

Cuando era niña he sido poco lanzada, tímida, tranquila y nunca me hice nada más que algún rasguño porque era miedosa para todo, no sé si mis pesadillas tuvieron algo que ver junto con mi falta de confianza de poder conseguir las cosas, me consideraba débil tanto emocional como físicamente, pero hubo un verano que todo cambió un poco, al menos durante esos días.

Unos días en el campo de mis abuelos, junto a una niña que vivía en la casa de al lado, justo donde terminaba ese camino, era mi compañera de juegos y más atrevida que yo. Ella, con toda la paciencia del mundo, me ayudó a trepar al árbol y mover sus ramas para que cayeran las almendras, era la primera vez que subía a uno,  la primera vez que me atrevería, también fue la última, nunca más lo volví a intentar, ni siquiera lo conté a nadie, estaba segura que no lo volvería a conseguir, porque a veces necesitamos de esa seguridad que te da esa persona, de la ayuda que te brinda y de estar seguros que aunque no lo consigas no se reirán de ti, para animarte y conseguirlo, ya se trate de subir un árbol, escalar una montaña o superar una de tantas trabas que nos pone la vida.

Porque en la vida también necesitamos de esas personas, aunque no nos ayuden a subir, que nos hagan ver que nosotros mismos podemos hacerlo, que nos animen, y que se queden a nuestro lado por si en algún momento se necesita de un empujón, o que nos sujeten fuerte para no caernos.

Podría ser mucho más sencillo, como el árbol de la fotografía, uno que parece que tuviera peldaños, o pequeños descansillos, en los que parar si se agotan las fuerzas, en los que poder impulsarnos para subir al siguiente.

O quizás sean una especie de pisos, de las diferentes etapas que vamos viviendo, y en cada una de ellas vamos encontrando personas que, como esa niña, nos ayudarán a seguir trepando, yendo a nuestro lado, sujetando, animando, así hasta llegar a la copa del árbol, y aquí no sacudiremos las ramas para que caigan las almendras, aquí nos quedaremos observando lo que costó llegar, lo orgullosos que nos sentimos de haberlo conseguido y quienes llegaron con nosotros hasta arriba y quien se cansó de acompañarnos.

B.D.E.B.

8 comentarios en “El árbol de la vida

  1. Había un gran árbol enfrente de mi colegio y cuando era chico solo soñaba con poder subir a lo más alto. Tenía pies planos y botas ortopédicas y con esas plantillas de hierro me era imposible trepar, pero cuando con diez años me las quitaron y pude ponerme unas zapatillas de deporte recuerdo volar entre ramas y ver el mundo diferente desde allí arriba. No hay una sensación mayor que poder trepar a donde pensabas que no podrías y ver el mundo con esos ojos. Felices sueños querida amiga desde lo alto del árbol 💚🫶🥰😘🌛

    Le gusta a 2 personas

      1. Es bonito llegar arriba y verlo todo lo que conseguimos, lo que costó tanto pero siempre es más bonito cuando esa copa del árbol o esa cima de la montaña, la consigues coronar en compañía.
        Saludos.

        Le gusta a 1 persona

    1. Es una bonita sensación, sobre todo decir «he podido y podré con todo». La verdad que cuando las cosas se ponen difíciles tendríamos que recordar esos momentos, aquellos en los que pensábamos que no seríamos capaces de algo y finalmente lo conseguimos.
      Desde lo alto del árbol te mando un fortísimo abrazo para terminar bien el día, seguro que mañana amanece diferente a hoy y te deseo que así sea. Feliz noche querido Manu.
      🫂🫂☕️🌛😘

      Le gusta a 1 persona

    1. Si que lo es Paz, aunque lo intentemos solos, pero mirar al lado y ver que está ahí diciéndote, «venga que tú puedes», sólo con eso uno se conciencia en que podemos y lo vamos a conseguir.
      Un fuerte abrazo.

      Me gusta

Replica a Lincol Martín Cancelar la respuesta