
-Te voy a nombrar tres frutas, intenta memorizarlas: manzana, pera, plátano.
Ayer te llamé, nuestra conversación no duró más de un minuto, a malas penas dos preguntas y a la tercera no llegaste a contestar, le pasaste el teléfono a él.
Fue entonces, como tantas otras veces, que me entró la nostalgia, nostalgia de ver donde fueron a parar esas largas conversaciones que manteníamos.
Recordé que antes de llamarte me aseguraba de no tener prisa para cualquier otra cosa, sabía cuando empezaba la conversación pero nunca cuando terminaría. Tomaba asiento en el sofá o me iba a la habitación y marcaba tu número de teléfono, respondías con esa voz dulce y comenzábamos a hablar. Me preguntabas por los niños, me hablabas de tus hermanas (tan parlanchinas como tú), si habías ido al mercado, o al médico y que te había preguntado por mí. Las conversaciones se alargaban más de media hora, no importaba.
Te escuchaba y tú me escuchabas a mí, no hablábamos todos los días, no era necesario, pero cuando lo hacíamos siempre era así, largas conversaciones.
Las echo de menos, no termino de acostumbrarme a llamarte y que no crucemos más de tres frases y le pases el teléfono a él, él que nunca le había gustado ese aparato, prefería hablar cara a cara, él era el que solo te cruzaba unas palabras a través de ese aparato y ahora es quien recoge el testigo de esa conversación.
No me acostumbro, aún así llamo siempre al teléfono fijo para que tú contestes y aunque sea una conversación cortita al menos escucharte.
Se hace difícil y creo que por eso cada día me cuesta más, porque cada llamada es una pequeña punzada a que aquello que hubo ya no está, a que esas largas conversaciones no sé volverán a dar, y yo, las echo de menos mientras tú no las recuerdas…
-¿Recuerdas las tres frutas que te nombré?
–Manzana, naranja
–Falta una
–No me acuerdo…
Su cara ese día reflejaba tristeza, sabía que algo comenzaba a pasarle…
B.D.E.B.

Maravillosa entrada Blanquita. Un saludo!
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Muchísimas gracias Alain!!
Un fuerte abrazo.
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Me ha encantado como empiezo así como acabas porque cuadra perfectamente con todo lo que cuentas en medio. Y nos acostumbramos ni nos acostumbraremos querida amiga porque siempre vamos a echar de menos lo que tanto nos daba la vida. Un abrazo muy muy grande 🫂☕🙏😘
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Ese comienzo fue el comienzo de todo.
A pesar que hace ya tiempo y que nos terminamos «acostumbrando» y dando gracias a que aún no vaya a más (o lo haga lentamente), hay días que cuesta amigo, a mí que no me ha gustado mucho hablar por teléfono, echo de menos esas conversaciones.
Mil gracias Manu y que mañana vaya todo muy bien.
Un fortísimo abrazo 🫂 🫂☕️☕️😘
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la enfermedad del olvido es una de las mas terribles que hay , mi madre la padecio y fue muy duro . un abrazo🙌
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Lo es Manuel, ella aún nos conoce y lleva una vida «casi normal» pero ver como se olvidan de todo cuesta, y duele.
Un abrazo.
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¡Que duro es enfrentarse a esa enfermedad! Te mando un abrazo y mucha luz.
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Lo es Sr. Revilla, más para las personas que están día a día las veinticuatro horas al día con ellos.
Muchísimas gracias.
Un fuerte abrazo para ti también.
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Una enfermedad cruel, un relato bonito, a veces la vida es una mezcla de esas dos cosas.. qué duro es el olvido de lo que fuimos.
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Vaya que sí querido Beauseant, dura para ellos y para su círculo cercano. A veces le quitamos un poco de seriedad al asunto porque duele demasiado, créeme que en ocasiones se me hace cuesta arriba y no quiero ni pensar si algún día el olvido va más allá.
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Conozco ese tema, me ha tocado de cerca, terrible. Darle visibilidad para que en él, como en otros también graves, se ponga el foco más que nada en la investigación, en lugar de en tantas cosas perdidas. Buen fin de semana. Un abrazo.
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Pues si te ha tocado de cerca ya te puedes imaginar. Lo único bueno es que a ellos se les ve felices en muchas ocasiones, ajenos a la realidad que vemos nosotros.
Feliz fin de semana Paz.
Un fuerte abrazo.
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