«No entiendo porqué, aunque tenga problemas contigo, no me ha llamado para felicitarme cuando todos los años se ha acordado y tiene mi número de teléfono»
Esa frase que pronunció ayer el chico a su padre me dejó paralizada por un momento, sentí una punzada porque él esperaba esa llamada y por desgracia se quedó esperándola. El padre disculpó a esa persona diciendo que no estaba pasando por un buen momento y que era normal… (lo siento pero yo no estoy de acuerdo, aunque no dije nada) pero aún así el chico no se quedó convencido, estaba dolido.
El problema está en que en muchas ocasiones mezclamos a los niños en los problemas de los adultos, no deberíamos, principalmente cuando ese niño ha formado parte de nuestras vidas desde que nació. Me viene a la memoria cuando mi cuñada se separó de mi cuñado (hermano de mi marido), ella era la pediatra de mi hijo mayor y cuando la llamé para ver como estaba, lo primero que me dijo es que esa situación no cambiaba nada, que seguía siendo la tía del niño y su pediatra, y así fue, hasta de mi segundo hijo que por aquel entonces no estaba ni planeado. Pero no todos somos iguales.
Esa frase se me ha quedado grabada, porque conozco muy bien a mi hijo y sé que aunque hasta ahora no se haya pronunciado, las cosas le duelen y no relacionarse con su tío y su prima aún más, no recibir esa llamada, no por despiste como otras, sino porque no quisieron hacerla le ha tocado fuerte, porque los adultos ya esperamos cualquier cosa pero ellos aún les queda mucho que aprender y recorrer en esta vida.
Afortunadamente a ultima hora recibió llamadas y mensajes que le hicieron olvidar un poco ese pesar y para mí es lo importante. Hoy se ha levantado contento y espero que se olvide de ese pequeño incidente y él siga haciendo las cosas como quiera hacerlas y si le nace llamar a alguien mandar un mensaje o lo qué quiera, estoy segura de que lo hará, sin pedir permiso porque él sabe que no lo necesita, que lo que haya entre los adultos se queda entre ellos y no se tiene que ver involucrado en ello.
Nos queda mucho que aprender de los chicos, mucho (me incluyo).
B.D.E.B.
Un rincón para pensar 
Ya no creo que tenemos que aprender pero una cosa es lo que muestra y otra cosa es lo que sienta. A mí me sigue pasando que hay llamadas que uno espera y que a veces cuando recibe también sabe que son de compromiso y aún no le gustaría que fueran diferentes. Pero las cosas cambian y cuesta mantener normalidad en unas cosas y no en otras. Lo que si te garantizo es que con el tiempo los niños que separan los adultos tienden a unirse de nuevo así que quédate con lo bonito del día y nada más. Un fuerte abrazo querido amigo 💙🫂🫶☕😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me quedo con lo bonito del día porque es lo que importa y eso es lo que le hacemos ver quitando importancia al resto.
Un fuerte abrazo Manu 🫂☕️😘
Me gustaLe gusta a 1 persona
Siento decirlo, pero la vida se llena de ese tipo de no-llamadas. Duele, pero al final te acostumbras… a veces las sufres y, por desgracia, otras cometes ese tipo de no-llamada. Ese quedarte con el dedo en el botón de llamar y bajarlo al final sin hacerlo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Cierto querido Beauseant pero creo que deberíamos descubrirlo cuando somos adultos y que no deberíamos mezclar a ellos en nuestros asuntos.
Ese «no-llamada» procuro evitarlo y jugármela, llamar,escribir un mensaje, unas palabras, a veces pienso que puedo ser pesada pero si me nace hacerlo no puedo remediarlo. Dejo de hacerlo cuando después de algún intento no hay respuesta, ahí sí me retiro para no molestar…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Nos enseñan más de lo que parece, aunque casi siempre queramos llevar nosotros razón. Es un difícil equilibrio, pero lo es. Y en ese ten con ten, importantísimo el diálogo con ellos, creo que con el mío lo ha habido desde pequeño. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
En ocasiones parece que están ausentes pero están pendientes de todo y aunque los veamos como niños aún, ya van sabiendo de la vida, a veces a base de «golpes».
Un fuerte abrazo Paz.
Me gustaLe gusta a 1 persona