
¿Necesitas un descanso? ¿De qué?
Así se titula un libro que leí hace un tiempo. Es de Isabel Keats y es una novela romántica con toques de humor (mi género favorito). Pues quizás mi descanso sea algo así, pasar unos días en soledad poder pensar y reflexionar.
Y es que muchas veces se necesita un descanso para saber:
Si echamos de menos o quizás sea de más.
Si la soledad nos amarga o por el contrario es un alivio.
Si los días son cortos o se hacen largos.
Si anhelamos ese abrazo en la noche o nos conformamos con abrazar a la almohada.
Si sonreímos al despertar o lloramos la ausencia.
Si la vida cuesta sin tener a esa persona a nuestro lado.
Si el daño interior comienza a sanar o es demasiado profundo.
Si estás deseando que suene el teléfono y aparezca su nombre en la pantalla, o lo guardas en el fondo del bolso y te olvidas.
Si se prefiere «reparar» o desechar porque no hay arreglo.
Hoy he leído a alguien decir que cuando conoces a una persona bien, sabes perfectamente lo que le gusta y lo que le lastima. Y cuando durante mucho tiempo, se cree que con pedir disculpas se cura el daño, lastimar se llega a convertir en una costumbre.
A veces un pequeño descanso, puede servir para sanar, para resolver esas dudas y quizás para comenzar de nuevo, desde cero o dejar marchar…
B.D.E.B.
