
Háblanos de una ocasión en la que te sentiste fuera de lugar.
No soy de posicionarme en un grupo para separarme de otro (o del resto), pero hay veces que la gente tiene mucho poder de persuasión y aprovechan cualquier momento o cualquier debilidad para conseguir apartarte, para llevarte a su terreno, para poner sus opiniones en tu boca. Todo esto despacito, sin hacer ruido, sin que apenas te des cuenta, cuando ya lo haces es demasiado tarde y no entiendes que ha pasado, lo único que aciertas a ver, es que ese no es tu lugar, que ahí no es.
Más tarde, eso ya está superado y te encuentras con un grupo de gente, desde fuera parecen todos majos y fíjate hasta te incluyen en ese grupo, empezáis a hacer cosas juntos, ves algún detallito que no le das importancia y sigues ahí, si parecen majos…hasta que llega un día que empiezas a ver o te ayudan a ver, todo un escaparate ellos no te ven como tu les ves, ellos no son los amigos que tú creías que eran, de nuevo te has vuelto a equivocar, de nuevo ese no es tu lugar, ahí no es.
Diferentes momentos en mi vida me he sentido fuera de lugar, a veces hay que llegar al sitio para darte cuenta que no, qué ese no es tu lugar, que «ahí no es». A veces te das cuenta por ti misma, otras es alguien quien te ayuda a abrir los ojos (creo que ya sabéis lo confiada que soy), pero a fin de cuentas, lo importante es darte cuenta, ya sea de una manera u otra, porque no siempre es malo estar fuera de lugar.
Evito estar fuera de lugar en muchas ocasiones, principalmente cuando te cruzas con gente que mira al resto por encima del hombro, es algo que no soporto, intento huir de esa gente, mantenerme lo más lejos posible porque en ese caso si que lo tengo claro desde el principio que ese no es mi sitio.
¿Dónde es? Donde no tengan cabida las mentiras, donde seamos iguales en distintas condiciones, donde hayan risas y te abracen si hay lágrimas, donde las miradas sean directas a los ojos y las sonrisas sinceras, donde te escuchen y no sólo oigan lo que dices.
Ahí si es.
B.D.E.B.
