¿Hay alguna edad o año de tu vida que te gustaría volver a vivir?
Si me dieran a elegir el volver a vivir algo, sería sin duda el primer año de cada uno de ellos.
Desde el momento en que nacen hasta que comienzan a dar sus primeros pasos, se viven momentos tan tiernos y que pasan tan rápido…
El primer momento en que ves su carita, cuando lo sostienes en brazos por primera vez, acunarlos para dormir, observarlos mientras duermen.
Esa primera sonrisa, ese primer dientecillo, el primer balbuceo, esas pequeñas caricias, su primera palabra, sus dulces carcajadas, ese «puchero» que casi te hace a ti llorar.
Tantos momentos en un año que pasan tan rápido.
Luego llegan otros, comenzamos a vivir otros y es algo que durará toda la vida, estaremos toda la vida con ellos y serán lo más importante de ella.
Pero si tuviera que volver a vivir algo de nuevo sería esa primera etapa, hasta que llegan esos primeros pasos, después llegarán más hasta que caminen por la vida sin la necesidad de nuestra mano, aunque siempre la tengan cerca.
¿Hay alguna edad o año de tu vida que te gustaría volver a vivir?
Quizás en algún momento de nuestra vida pensamos en ello, en «ojalá volviese a ser niño otra vez» incluso adolescente, pero vamos a poner el volver a ser niño.
Así días de esos (hoy mismo) que te levantas con melancolía por el día que es, pero aprovechas la mañana, luego llega la visita y ya estás entretenida, hablando, tomando el aperitivo, comiendo entre risas, llega la hora del café y la otra parte de la visita (es lo que tiene estar en el camping) y pasas un día agradable hasta mitad de tarde, se va la visita y el día se desmorona, no importa el motivo.
Quién fuera niño, piensas mientras los escuchas desde la tumbona, corretear alegremente por el camping.
Pero un niño de los de ahora, de los que «sobreprotegemos» para no darles malas noticias, para que no pierdan sus ilusiones, para que no sufran más que lo tristemente necesario.
Atrás queda cosas como llevarlos a un cementerio, en la anterior entrada lo comentaba que yo iba cada año, hoy en día creo que no se nos ocurre salvo casos especiales.
¿Volvería a ser niña? Puede ser, porque a veces creo que me tocó crecer demasiado rápido, aprender lo dura que puede llegar a ser la vida, empezar a pensar en problemas demasiado pequeña, y es curioso porque mis padres después, de más mayor, intentaban ocultarme cosas que me hicieran sufrir, pero de pequeña quizás no pensaban que me dolían, que era consciente de aquello y que lo recordaría toda la vida.
Pero si, lo recuerdo, recuerdo como iba vestida ese 1 de noviembre, recuerdo la sonrisa de mi padre aquel día que salía del colegio y estaba esperándome después de un tiempo en Francia, en la vendimia, para sacar él y mi madre, algo de dinero y sacarnos adelante, recuerdo perfectamente un montón de cosas de pequeña que me hicieron crecer de golpe.
Viviremos el presente sin querer volver atrás, alimentándonos de los recuerdos, unos tristes, otros felices.
No dejemos que un día «mal acabado» nos haga querer volver atrás, aquello ya lo vivimos y ahora hay que seguir viviendo, ¿y mañana?
Mañana será que veamos por donde sale el sol, ¿y si no nos gusta?
Esperaremos que llegue la noche para ver las estrellas…