Nostalgia

Nostalgia

Hoy me ha llamado mi padre para ver si le podía recoger unas cartas que le habían llegado al anterior piso y las tenía la vecina.

Hace unos meses, en contra de nuestro parecer (de mis hermanas y mío) vendió su piso de prácticamente toda la vida, casi cincuenta años viviendo allí y decidió que quería mudarse. Nosotras no lo vimos bien principalmente por mi madre, con Alzheimer (aún no muy avanzado) lo que menos ayuda es cambiar lo que conoces por cosas nuevas, casa, barrio, ciudad… Pero él lo decidió, lo hizo y nos avisó cuando ya no había marcha atrás, así que ahí están a poco menos de una hora de aquí, más cerca de mi hermana pequeña pero para mi madre, lejos de sus otras dos hijas, de sus nietos y bisnieta y de su hermana pequeña, la única que le queda viva (es lo que siempre repite cuando le preguntan, ¿qué tal en tu nueva casa?)

El caso (me he desviado un poco) es que hoy cuando he vuelto a mi antiguo barrio, mi antigua calle, mi portal…he visto «mi casa» desde el otro lado de la puerta y me ha invadido la nostalgia.

Llegué a esa casa con tan solo un año de vida, ahí di mis primeros pasos, allí llegó unos años más tarde mi hermana pequeña.

En esa casa nos separamos por primera vez de mis padres cuando tuvieron que salir fuera del país a trabajar para poder darnos de comer, mientras mis abuelos se hacían cargo de nosotras por unos meses.

En esa casa lloré por ese primer amor, y también fui feliz cuando fue correspondido. Allí mi marido pidió mi mano y de allí salí vestida de novia hacia el altar.

En esa casa y con mis padres se crió los primeros meses mi hijo mayor, mientras nosotros trabajábamos, allí empezó a gustarle cocinar (le encantaba todo lo que hacía la «yaya»).

Tantos recuerdos han llegado en un solo instante, que cuando la vecina me ha pedido que les diera mañana un fuerte abrazo de su parte, y a continuación me ha dicho que no entendía porqué se habían ido de allí…se me quebró la voz para despedirme y enseguida me puse las gafas de sol para que no viera mis ojos llenos de lágrimas.

Cuando se marcharon, no dejaron una vivienda, dejaron un hogar lleno de recuerdos…

B.D.E.B.

De puño y letra.

De puño y letra.

Recuerdo cuando tenía unos doce o trece años, mis padres tenían unos amigos en Segovia y otros en Guadalajara que todos los años por navidades se escribían una felicitación y se intercambiaban unas participaciones de la lotería de Navidad. Mi padre me encargaba siempre de que fuera yo la que escribiese esas felicitaciones, eso de escribir no ha ido mucho con él, y cómo mi hermana mayor ya estaba casada y mi otra hermana era más pequeña, pues me tocaba a mí.

Más tarde siempre me gustó escribirme con amigos que vivían lejos, seguir mandando felicitaciones de Navidad y por supuesto, mandar y recibir postales cuando me iba yo de viaje o amigos que se iban me las enviaban.

¿Qué bonito verdad?

Aunque mi letra precisamente bonita no lo ha sido nunca, más bien diría que es fea y a veces cuesta entenderla, pero para mí siempre ha valido más lo que quieren decir las palabras que escribes qué cómo se ven en la hoja.

Pero llegó un momento que entró Internet en nuestras vidas y todas esas costumbres se han ido perdiendo. No sabría recordar la última vez que recibí una carta escrita a mano o una postal, si que recibo, recibimos, alguna felicitación en Navidad de clientes y alguno que ya es más amigo, y también soy yo la que se encarga de enviarlas escritas por mi puño y letra (aunque sea fea). Pero no es lo mismo escribir a quien tienes un trato simplemente laboral que si el trato es más cercano, las palabras no pueden ser las mismas porque falta el sentimiento.

También me gusta acompañar los regalos de la gente que quiero con una tarjeta, me da igual que sea comprada o una simple cartulina, pero con unas palabras diciéndoles que son importantes para mí.

Y no voy a mentir, también me gusta recibirlas porque esos pequeños detalles son el mejor regalo, te hacen más ilusión y te llega más adentro que el objeto al que acompañan.

Algunas de las entradas de este blog están escritas en una libreta, en esa que aparece en la foto, esa que me acompaña en mis paseos por el mar. Otras en las notas del teléfono, pero me gustan más las de la libreta, aunque tengan algún que otro tachón, aunque al trasladar aquí se modifique algo, pero en la libreta siempre está lo primero que te llega, lo primero que sale…

Hoy en día vamos a lo práctico, a lo sencillo, a lo rápido…mandar un correo electrónico, o un WhatsApp, comprar una tarjeta que ya venga escrita y simplemente firmarla.

Sinceramente, daría un paso atrás, me gustaría abrir el buzón y seguir encontrando cartas y postales de los amigos, llenar el arbolito de Navidad de felicitaciones y que las tarjetas que acompañen los regalos estén escritas de nuestro puño y letra…

B.D.E.B.

Ganas de todo, ganas de nada…

Ganas de todo, ganas de nada…

Ayer, poco antes de las doce de la noche, comenzó a llover y así ha pasado la mayor parte de la madrugada. Hoy ha amanecido igual y ha tocado dejar la caravana allí en el camping porque no podíamos meter las cosas mojadas y nos hemos bajado para casa. La ventaja de ir a un sitio cercano es esa, pero los planes de hoy pues se han ido un poco al traste.

Al llegar aquí también estaban cayendo algunas gotas, así que hoy toca tarde de sofá y relajarse para empezar mañana la semana con energía, aunque no sé si por la lluvia o por la pierna que me está molestando más de lo habitual, la batería está muy baja.

Y hoy pensando (es lo malo de quedarme en casa, la cabeza da una y mil vueltas), llevo ya más de dos meses con este tema de la pierna y aún no saben nada y vas de especialista en especialista y ahora pues más pruebas y aunque espero que ya saquen algo en claro, no las tengo todas conmigo porque eso pensé las dos últimas veces y sigo casi igual.

Intento ver las cosas con esperanza y pensar que pronto habrá una solución, pero no voy a engañaros, a veces ya no sabes, cuando te pasa algo extraño que ni siquiera los médicos dan con la tecla, pues empiezas a desesperar.

Ayer  (al final nos visitaron unos amigos), hablando ya de las fiestas, que están a la vuelta de la esquina, me invadió un poco de tristeza de ver que así no voy a poder disfrutar de ellas cómo me gustaría, no me siento capaz de participar en los desfiles y el pensar que ese sentimiento, que año tras año me invade cuando hacemos la ofrenda a nuestra patrona, igual no lo voy a tener me entristece un poco.

Sé que aún falta algo más de un mes, y que si este año no es posible habrán muchos más, pero esta situación me está impidiendo ya unas pocas de cosas y cuando no le ves fin pues se hace más cuesta arriba.

Hoy me saltó un recuerdo de la romería de hace dos años tal día como hoy 28 de abril, también llovía, pero con chubasquero y paraguas, allí estaba fiel a mi cita. Este año no llovía pero tampoco la pude hacer.

Ayer compartía algo en las redes que hoy tendría que aplicarme a mi misma, pero hay días que tenemos muchas ganas y otros que necesitamos recuperarlas…

Saludos y terminar de pasar un buen domingo.

B.D.E.B.

Cuando un gesto llega.

Cuando un gesto llega.

¿Cuándo te sientes más productivo?

La respuesta podría ser fácil ¿no? Cuando rindes en el trabajo, cuando lo que haces sale bien…

Pero que mejor que…

Cuando consigues sacar una sonrisa a alguien que no pasa por su mejor momento.

Cuando una conversación con otra persona puede durar horas y ninguna queréis que termine nunca.

Cuando escuchas con cariño, sin interrupciones, todo lo que alguien necesita sacar de dentro y cuando termina le abrazas fuertemente, para que sienta que ahí estás y estarás.

Cuando sorprendes a quién piensa que ya nada ni nadie le puede sorprender.

Cuando con tu mirada transmites aquello que sientes, y quien tienes enfrente lo entiende sin necesidad de palabras.

Cuando una caricia eriza la piel.

Cuando una sonrisa hace sonreír.

Cuando un abrazo llega al alma.

Cuando las palabras abrigan.

Cuando los gestos llegan.

Cuando consigo que la gente que quiero, se encuentre un poquito mejor.

Cuando en lo que haces pones el corazón y los demás lo notan.

Eso y más, me hacen sentir productiva, lo material no importa.

B.D.E.B.

Extraña en mi tierra

Extraña en mi tierra

Es curioso como puede cambiar tanto un lugar que visitas cada año en la misma temporada, y cuando vas fuera de esas fechas es completamente diferente.

Ayer, nada más llegar al camping, observé que estaba bastante concurrido para ser temporada baja.

En el mes de agosto cuando venimos, como es normal, está siempre prácticamente completo, a excepción de la última semana que la gente comienza a marcharse y te recuerda a esa famosa serie (al menos para los de mi quinta) «verano azul», pero ahora en estas fechas siempre imaginas que no va a haber mucha gente, pues este fin de semana, como os he comentado, está bastante concurrido.

Pero claro el noventa por cien de la gente que hay son extranjeros, así que eso hace que pienses si eres tú la que estás en un país de fuera. Que aquí en esta zona es lo normal, porque todo Benidorm y alrededores, menos en verano que hay un poco de todo, el resto del año el turismo (principalmente en los campings) es de fuera. Aprovechando que los españoles en esas fechas, venimos más ocasionalmente, pues ellos están aquí tranquilos y como en casa,  pero con mejor tiempo.

Así que ayer tarde, dando un paseo con el perrito, se puso a jugar con otro de unos ingleses y yo que no he estudiado inglés (en mi  colegio daban francés ydespués continué con el mismo idioma), pues andaba un poco apurada con la señora, que no hablaba ni «papa» de español y no paraba de preguntar por el perrito, la edad, la raza…Cuando me veo en esta situación, me siento mal por no poder conversar como me gustaría, pero luego pienso que cuando yo he viajado fuera, he intentado comunicarme con la gente de allí en su idioma y sin embargo aquí hay muchos de ellos que esperan que tú les entiendas (ojo, que la señora con muy buenos modales y me ponía hasta el traductor del móvil para que le hablase 😅), que no lo veo mal, pero claro…no todos sabemos inglés.

El caso es que cuando estás en un lugar en el que la mayoría hablan otro idioma, te da la sensación de que el de fuera, «el extranjero» eres tú. Aunque a veces te puedes llegar a entender mejor con alguien que no habla tu idioma que con el que si lo hace, porque no siempre son necesarias las palabras, una simple mirada, una sonrisa, un abrazo…todo eso y más, pueden decir mucho sin mediar palabra, es un idioma universal.

Feliz noche de sábado.

B.D.E.B.