
Recuerdo cuando tenía unos doce o trece años, mis padres tenían unos amigos en Segovia y otros en Guadalajara que todos los años por navidades se escribían una felicitación y se intercambiaban unas participaciones de la lotería de Navidad. Mi padre me encargaba siempre de que fuera yo la que escribiese esas felicitaciones, eso de escribir no ha ido mucho con él, y cómo mi hermana mayor ya estaba casada y mi otra hermana era más pequeña, pues me tocaba a mí.
Más tarde siempre me gustó escribirme con amigos que vivían lejos, seguir mandando felicitaciones de Navidad y por supuesto, mandar y recibir postales cuando me iba yo de viaje o amigos que se iban me las enviaban.
¿Qué bonito verdad?
Aunque mi letra precisamente bonita no lo ha sido nunca, más bien diría que es fea y a veces cuesta entenderla, pero para mí siempre ha valido más lo que quieren decir las palabras que escribes qué cómo se ven en la hoja.
Pero llegó un momento que entró Internet en nuestras vidas y todas esas costumbres se han ido perdiendo. No sabría recordar la última vez que recibí una carta escrita a mano o una postal, si que recibo, recibimos, alguna felicitación en Navidad de clientes y alguno que ya es más amigo, y también soy yo la que se encarga de enviarlas escritas por mi puño y letra (aunque sea fea). Pero no es lo mismo escribir a quien tienes un trato simplemente laboral que si el trato es más cercano, las palabras no pueden ser las mismas porque falta el sentimiento.
También me gusta acompañar los regalos de la gente que quiero con una tarjeta, me da igual que sea comprada o una simple cartulina, pero con unas palabras diciéndoles que son importantes para mí.
Y no voy a mentir, también me gusta recibirlas porque esos pequeños detalles son el mejor regalo, te hacen más ilusión y te llega más adentro que el objeto al que acompañan.
Algunas de las entradas de este blog están escritas en una libreta, en esa que aparece en la foto, esa que me acompaña en mis paseos por el mar. Otras en las notas del teléfono, pero me gustan más las de la libreta, aunque tengan algún que otro tachón, aunque al trasladar aquí se modifique algo, pero en la libreta siempre está lo primero que te llega, lo primero que sale…
Hoy en día vamos a lo práctico, a lo sencillo, a lo rápido…mandar un correo electrónico, o un WhatsApp, comprar una tarjeta que ya venga escrita y simplemente firmarla.
Sinceramente, daría un paso atrás, me gustaría abrir el buzón y seguir encontrando cartas y postales de los amigos, llenar el arbolito de Navidad de felicitaciones y que las tarjetas que acompañen los regalos estén escritas de nuestro puño y letra…
B.D.E.B.


Los avances tecnológico no privó de seguir con lo que bien dices «de puño y letra» . Nos automatizamos y no hay manera de volver atrás: no hay tiempo. Conservas tus recuerdos y nos deleitas con tus letras aunque no salgas de tu puño. Saludos
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Nos lo ponen fácil y nos acomodamos, también es cierto que gracias a esos avances podemos llegar a más gente así como más gente llega también a nosotros. Daremos gracias entonces a la tecnología de poder leernos los unos a los otros aunque sea a través de la pantalla.
Saludos Manuel.
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Esa si es una gran verdad.
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Es verdad que ya no recibimos cartas en el buzón que estábamos deseando que llegaran de quien nos interesaba. Mi letra tampoco es bonita pero sí que me gusta escribir de mi puño y letra en las ocasiones que puedo, y por supuesto en Navidad, aunque ahora las estrellas son el wasap y el correo electrónico.
Un abrazo.
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Esa esencia que ponemos en el papel creo que no es la misma en la tecnología.
Siempre nos quedarán las felicitaciones navideñas.
Un abrazo Marylia.
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