El vecino de enfrente

El vecino de enfrente

Sugerencia de escritura del día
¿Cómo definirías a un buen vecino?

Se acercó a la puerta de cristal que daba a la terraza, con su taza de café entre las manos, y se quedó mirando a una de las terrazas del edificio de enfrente, allí estaba él, con el cabello alborotado de acabarse de levantar, una camiseta blanca y un fino pantalón corto, asomado a la barandilla y con su perrito al lado dando saltitos para llamar su atención, se agachó a acariciarlo y juntos se metieron dentro del salón. Ella pensó que esas vistas le gustaban y mucho, que bonito despertar así.

Hacía unos meses que había llegado nuevo a ese edificio, y no sólo ahí, también al instituto en el que ella estudiaba, parecía el típico «guaperas malote», pero su mirada decía todo lo contrario. A malas penas habían cruzado unas palabras, en alguna de las clases y en alguna actividad que hacían en común, a ella ni siquiera se le habría ocurrido preguntarle si podían volver juntos a casa, ella era una chica demasiado «normal», nada que destacar, cómo amiga todos la querían pero se sentía a veces el «patito feo» del grupo, aunque eso tampoco la atormentaba mucho, era feliz con sus amigos y sabía que en algún momento le llegaría el turno al amor.

Se acercaban las fiestas de navidad y era costumbre todos los años hacer una cena profesores y alumnos como despedida antes de las vacaciones, acordaron que sería el último día de clase y en un local cercano, después de la cena saldrían por la zona de ocio de moda en la ciudad a bailar un rato.

Ese día ella se puso sus mejores galas, un poco de maquillaje pero sin pasarse y salió de su casa con la mejor de las sonrisas. Llegó al punto donde había quedado con sus amigas que vivían por la zona y se dirigieron al local donde tendría lugar la cena.

Nada más llegar allí lo vio, estaba junto a otros compañeros y un par de profesores en la puerta, estaba de espaldas pero ella lo conoció enseguida, en cuanto se acercaron un poco el se giró y su mirada se encontró con la de ella, se acercó a saludarla y mientras le daba un beso en la mejilla le dijo al oído, «estás muy guapa esta noche», ella notó que los colores le subían y sólo acertó a decir un «gracias» tan flojito que no sabía si él habría sido capaz de oírlo, enseguida se acercó al resto del grupo donde le cayeron algunos piropos más (era lo que tenía el ir siempre sin maquillar, cuando se arreglaba un poco todos lo notaban), ninguno de estos le hizo el efecto que el piropo de él, le había alegrado la noche.

Estaba pasando una velada agradable, estaba al lado de un chico de los que consideraba sus mejores amigos y no paraban de reír y hablar durante toda la cena, aún así ella y su «vecino» se cruzaron varias miradas junto alguna sonrisa. Terminaron de cenar y se fueron a la zona de ocio a bailar.

Entraron a varios locales que frecuentaban habitualmente y estuvieron bailando en corro casi toda la noche. Hubo un momento que ella necesitaba descansar y salió fuera donde había un pequeño parque y se acercó a sentarse en un pequeño murete, los zapatos le estaban matando. Al momento salió el también, se acercó donde ella estaba y se sentó a su lado, comenzaron a charlar y él le habló de su llegada a esa nueva ciudad, como había sido y que hacía tiempo que se había fijado que eran vecinos pero que no se atrevía a preguntarle si podía acompañarle a casa… A ella todo le estaba sonando a «cacería», él no lo sabía pero ella le había visto en varias ocasiones por el barrio con su novia y algo tenía claro, podía ser muy guapo pero no quería ser la «tercera en discordia».

En un momento él se acerco un poco más y ella se comenzaba a sentir incómoda, miró al frente y vio a su amigo que estaba enfrente mirándolos, con un pequeño gesto de decepción en la cara. Ella se levantó y lo llamó y fue directa hacia él a preguntarle que le pasaba, él señaló con la mirada al vecino y le preguntó «¿te gusta?», a lo que ella contestó, «es guapo» pero no lo suficiente. Es bonito por fuera, pero su interior no lo es, tiene mucho que aprender de ti.

Hubo una mirada entre ellos, una sonrisa y una caricia de su mano al ir a agarrar la de él, perdió su timidez por un momento, para acercarse a su oído y decirle «llevo rato esperándote aquí fuera, pensé que nunca saldrías y el vecino me estaba poniendo nerviosa».

A continuación acercó sus labios a los de él y depositó un dulce beso, se abrazaron y ya no se despegaron uno del otro en toda la noche. El vecino siguió intentando «cazar».

B.D.E.B.

8 comentarios en “El vecino de enfrente

    1. Muchas gracias Javi!! Toda historia tiene una parte nuestra, la cual maquillamos (como a la chica de la historia) y la transformamos un poco para hacerla bonita.
      Me alegra saber que te ha gustado.
      Feliz martes a ti también Javi. 🤗😘

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