Romper una promesa

Romper una promesa

¿Qué sacrificios has hecho en tu vida?

Anoche leí esta pregunta antes de acostarme y me quedé pensando si tenía alguna respuesta para ella, no me llevó mucho tiempo en dar con ella.

A lo largo de nuestra vida creo que todos hacemos sacrificios, pero realmente no lo consideramos así, muchos los hacemos por otras cosas que queremos conseguir, otros por personas a las que queremos y de estos últimos, algunos (la mayoría diría) los hacemos por gusto, porque nos nace y queremos hacer felices a esas personas, pero en ocasiones es porque alguien te lo pide y el amor puede más que tú y aceptas.

Hace unos doce años dos personas me hicieron mucho daño, no a mi sola, a unos pocos (por no decir todos) del  grupo familiar. Pero a veces pienso que sólo me dolió a mí, porque fue suficiente una pequeña disculpa dos años después (a mí personalmente nunca me la dieron) para que todo se olvidara… Quizás es lo normal y la rara soy yo, pero creo que para disculparse hay que sentirlo porque una disculpa por conveniencia, a mí no me sirve.

Yo prometí no sentarme más en una mesa con esas personas, pero el amor dicen que todo lo puede y finalmente me tocó romper la promesa. Para mí fue un gran sacrificio, porque no soy persona de romper promesas y porque cuando algo se rompe del todo, es muy difícil repararlo (nunca más fue lo mismo).

Y como el tiempo desenmascara a las personas, cuatro años después la volvieron a hacer pero más «gorda», el golpe fue más duro, sólo contra una parte de la familia, pero con mucha intensidad.

Este es el único sacrificio que lo considero como tal, porque el resto yo diría que los he ido olvidando, pero hay cosas que no se pueden olvidar.

Feliz sábado.

B.D.E.B.

18 comentarios en “Romper una promesa

  1. Te entiendo perfectamente, son situaciones complicadas. Normalmente, no queda más remedio que dar nuestro brazo a torcer, aunque sepamos que no es lo correcto, que no deberíamos hacerlo, ni queramos hacerlo, nos vemos en la obligación para no causar un daño mayor. Take it easy… Feliz sábado para ti también.

    ¡Un abrazo!

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    1. Pues si Jorge, a veces no nos queda otra, y sacrificamos parte de nuestro bienestar para hacer feliz a otra persona, quizás en otras ocasiones también toca justo lo contrario.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Sacrificios muchos, demasiados quizás. Algunos, esperan recibir un «lo siento», otros los haces porque es tu forma de ser y actuar y los menos, después de doler mucho, no los he tenido en cuenta, más lo han sentido aquellos que los provocaron y eso no merece la pena recordarlo. Un abrazo de sábado.

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  3. Los sacrificios que hacemos en la vida, sobre todo por amor o por lazos familiares, pueden marcar nuestra historia de maneras inesperadas. Lo que viviste suena doloroso, y tu decisión de romper una promesa por el bien de la familia demuestra una fortaleza y un compromiso que no todos tienen.

    El perdón es un camino complejo. No siempre significa olvidar, ni tampoco implica que las relaciones vuelvan a ser como antes. Y cuando el daño se repite, es natural sentir que aquello que cediste no tuvo el impacto que esperabas. A veces, hay heridas que no sanan completamente, pero lo importante es que has seguido adelante con tu propia verdad.

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    1. A veces tenemos que sacrificarnos en vano, porque la mayoría de personas no cambian y quien te da «un golpe» seguramente más adelante lo repetirá y más duro si cabe.
      Pero de todo se aprende, a confiar en quienes sabes que no te van a fallar y al resto mantener al margen.
      Saludos.

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  4. Hacemos sacrificios por las personas que queremos, cediendo por su bienestar, aunque, a veces no sirven, y traen recuerdos dolorosos. Pero, hay que seguir adelante y esa experiencia negativa nos enseña para no volver a repetirla. Un fuerte abrazo, amiga.

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  5. Desafortunadamente te entiendo; establecer distancia con familia es demasiado difícil, perdonar es más, pero volver a ser lastimada de la misma manera y por la misma persona duele mucho más. Intento recordar que la familia no siempre es con quien compartes tu sangre, pero quienes están ahí para ti. Gracias por compartir ❤

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  6. Ay amiga, qué profunda y honesta reflexión…
    A veces el mayor sacrificio es ese: romperse un poquito por dentro para no romper del todo lo que hay fuera.
    Y sí, hay heridas que no olvidan, solo aprenden a respirar más despacio.
    Gracias por compartirlo así, con el corazón en la mano.
    Feliz noche, preciosa🥰🌷

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